La capa de hielo de la Antártida perdió alrededor de tres billones de toneladas entre 1992 y 2017, según un análisis de la revista Nature, que publica un total de cinco estudios esta semana sobre la evolución, estado actual y futuro de este continente. Este derretimiento se traduce en un aumento medio del nivel del mar de cerca de ocho milímetros. El proceso se ha acelerado en los últimos cinco años.
El aumento de temperaturas modificará drásticamente el ambiente y la biodiversidad del continente antártico. Según un nuevo estudio, el deshielo expandirá para finales de siglo hasta un 25% el territorio habitable de la flora y fauna autóctonas, al mismo tiempo que permitirá la entrada de especies invasoras. Pero los científicos desconocen aún si los efectos del cambio climático beneficiarán o amenazarán a los seres vivos de la Antártida.
Un equipo internacional en el que participan investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid ha evidenciado la alta vulnerabilidad de los glaciares del archipiélago de Svalbard en el océano Glacial Ártico al calentamiento global. Según el estudio, que presenta una cartografía de gran detalle, en los últimos 100 años se ha producido una importante pérdida de hielo en esta región, de hasta un 16,7% en algunas islas.
Infografía sobre las posibles consecuencias del deshielo del Ártico. / Efe
El hielo del Ártico se rompe, se separa y se derrite, y con ello el hábitat del oso polar, obligado a recorrer largas distancias a nado y sin descanso para encontrar suelo firme. Un estudio confirma que estos mamíferos, protagonistas de nuestro #CienciaaloBestia, nadan cada vez más por el cambio climático. Destaca el caso de una joven hembra que recorrió más de 400 km en solo nueve días.
Con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero, el hielo de la Antártida continuará derritiéndose por el incremento de las temperaturas y, en consecuencia, provocará un aumento del nivel del mar de un metro para el año 2100 y de hasta 15 metros para 2500, según un nuevo estudio. Estas estimaciones duplican las previsiones actuales del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático.
La energía solar provoca en parte el deshielo de la capa de hielo de Groenlandia, un efecto que puede reducirse con la presencia de nubes que actúan como protectoras de la superficie frente a los rayos solares. Sin embargo, durante la noche, el calor se mantiene entre la capa de hielo y las nubes, lo que acelera el derretimiento. Un nuevo estudio confirma que el efecto de las nubes durante la noche aumenta cada año en más del 30% el deshielo en Groenlandia.
La placa de hielo de la Antártida occidental pierde cada vez más masa, un fenómeno que se aprecia especialmente en la zona del mar de Amundsen. Para confirmar la inestabilidad de esta región, un equipo de científicos alemanes ha desarrollado una serie de simulaciones por ordenador a largo plazo. Los resultados demuestran que en los próximos siglos o milenios su deshielo provocará un aumento de tres metros en el nivel del mar.