Un estudio en el que participa la Universidad de Vigo aborda por primera vez, a escala global, la relación entre pesca y acuicultura en un escenario de crisis climática.
Gracias a las muestras recogidas por la expedición Tara Oceans, un equipo internacional de científicos ha podido identificar miles de nuevos virus en el océano que permitirán arrojar luz sobre la vida en la Tierra y su evolución. Esta información es fundamental para la detección de pandemias y epidemias.
Aunque se ha detectado la presencia de microplásticos en todos los ecosistemas marinos, calcular la cantidad a la que se exponen grandes mamíferos como las ballenas, protagonistas del #Cienciaalobestia, no es tarea fácil. Un nuevo estudio ha estimado a través de sus heces el número de compuestos de los que se alimentan: 21 microfragmentos de plástico por cada seis gramos de excremento.
La covid-19 ha traído problemas que van más allá de la salud humana. Con la necesidad del uso de equipos de protección, test y embalajes de compras online, se ha producido un aumento de la demanda de plásticos de un solo uso, que ha intensificado la presión sobre un problema de residuos mundial ya descontrolado.
Hasta ahora, se había subestimado la capacidad de ingerir alimentos de estos colosos marinos y, por tanto, también se había infravalorado la cantidad de heces que expulsan, que son una importante fuente de nutrientes en los océanos. La recuperación de estos animales a los niveles anteriores a su caza industrial podría restaurar la función oceánica perdida y ayudar a frenar el cambio climático, según destaca un estudio de la Universidad de Stanford.
Expertos mundiales exponen en un documento, que se ha dado a conocer en la COP26, cómo los bucles de retroalimentación entre el océano y el clima están agravando los efectos del cambio climático.
El calentamiento global tendrá un impacto negativo mayor en los ecosistemas marinos que el que se había proyectado en investigaciones anteriores, según un nuevo trabajo realizado con modelos climáticos muy avanzados y precisos. Los expertos urgen a que se tomen medidas eficaces de mitigación y adaptación, ya que tanto la biodiversidad como el futuro de la pesca se encuentran bajo la amenaza creciente del cambio climático.
Hasta ahora la búsqueda de exoplanetas con indicios de vida se ha centrado en los más parecidos a la Tierra. Investigadores de la Universidad de Cambridge plantean que también podrían ser habitables –al menos para la vida microbiana– un conjunto de planetas cubiertos de océanos, con temperaturas elevadas y una atmósfera rica en hidrógeno.
Científicos del CSIC analizan el efecto del aumento de la temperatura y la disminución del pH en la dinámica poblacional de una especie de medusa, típica del Mediterráneo, para conocer su repercusión en el ecosistema. Los resultados revelan que las condiciones de cambio climático, estimadas por el IPCC para el año 2100, no afectarían a la supervivencia de estos animales.
Un nuevo estudio proporciona el primer diagnóstico global del origen y composición de la basura vertida en el océano. La colaboración entre instituciones y ONGs de 10 países ha permitido identificar los productos con mayor presencia en los grandes ecosistemas acuáticos. El plástico supone el 80 % de los objetos encontrados.