Calar las artes de pesca por la noche, combinar la calada nocturna con líneas espantapájaros, aumentar la velocidad de hundimiento del palangre, mantener el pescado tapado en cubierta, evitar las luces muy potentes en los barcos y no tirar pescado al mar antes de la calada o la salida del puerto. Estas son algunas de las mejores estrategias para evitar las capturas accidentales de aves marinas por parte de los buques palangreros en el Mediterráneo, tal y como indica el Manual de buenas prácticas en la pesca de palangre de fondo de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad.
Un proyecto cofinanciado por la Comisión Europea con un millón de euros, y en el que participan un total de 10 instituciones, promueve el desarrollo de una política marítima integrada ligada a nuevos sectores estratégicos: minería, turismo, energías renovables, acuicultura y recursos biogenéticos. Las zonas de estudio se han centrado en el Golfo de Cádiz y el Mar de Irlanda.
Captura de un palometón (Lichia amia). / Sciaena
Un 10% de los adultos que viven en países desarrollados practica la pesca recreativa, que en el mar Mediterráneo representa alrededor de un 10% de la producción total de las pesquerías. A pesar de su importancia, esta pesca no está tan controlada ni estudiada como la profesional. Por primera vez, un estudio examina esta actividad, cuyos efectos cada vez se asemejan más a los de la pesca tradicional. Por esta razón, los cientificos exigen mayor control.
Un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas demuestra que la radiación ultravioleta aumenta la capacidad de captura de CO2 del océano del Ártico al suprimir la actividad bacteriana. Según los resultados, que aparecen publicados en la revista Geophysical Research Letters, el 77% de las comunidades de plancton sufren, de media, un incremento del 38,5% en su producción neta cuando están expuestas a la radiación ultravioleta natural.
Una nueva base de datos desarrollada por la Universidad de Cantabria arroja datos de la variación del nivel del mar debida a los cambios atmosféricos en el sur de Europa desde 1948 hasta 2009. En las dos últimas décadas, esta componente se ha incrementado sobre todo en la cuenca mediterránea.
Siempre se había pensado que la tortuga boba llegó al Mediterráneo desde América del Norte y el Caribe después de la última glaciación. Todo apunta, sin embargo, a que esta especie marina colonizó el Mediterráneo hace entre 20.000 y 200.000 años y, por tanto, antes del último máximo glacial, según revelan nuevos trabajos científicos en los que participan la Universidad de Barcelona.
Según datos de la investigación ‘Cambio Climático en la costa española’, a finales de siglo el nivel del mar en las costas españolas habrá aumentado entre 60 y 80 centímetros, si no se toman medidas. Íñigo Losada, que lidera el estudio cuenta a Sinc los detalles de este trabajo.
Un equipo de investigadores españoles y franceses ha desarrollado un sistema para monitorizar la dinámica del fitoplancton, el primer eslabón de la cadena trófica oceánica, en el mar Mediterráneo. Se trata de un algoritmo que permitirá cuantificar la diversidad de estos organismos y verificar los modelos ecológicos.
Un grupo de la Universidad de Alcalá ha dibujado el panorama de la quema forestal a lo largo de 42 años a escala nacional. El trabajo sostiene que el abandono de las tierras agrícolas y la subida de las temperaturas han contribuido a avivar los fuegos.