Calar las artes de pesca por la noche, combinar la calada nocturna con líneas espantapájaros, aumentar la velocidad de hundimiento del palangre, mantener el pescado tapado en cubierta, evitar las luces muy potentes en los barcos y no tirar pescado al mar antes de la calada o la salida del puerto. Estas son algunas de las mejores estrategias para evitar las capturas accidentales de aves marinas por parte de los buques palangreros en el Mediterráneo, tal y como indica el Manual de buenas prácticas en la pesca de palangre de fondo de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad.
Las aves marinas son las más amenazadas del planeta a causa de la actividad pesquera, la depredación y la pérdida del hábitat de cría. En todo el mundo, cada año mueren entre 160.000 y 300.000 aves marinas por las capturas accidentales en el palangre.
Un nuevo manual de buenas prácticas, que han elaborado los expertos Jacob González-Solís y Vero Cortés, del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona (UB) y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad, propone alternativas para solucionar este conflicto. Este trabajo es el resultado de un proyecto científico de la UB financiado por la Fundación Biodiversidad y con la colaboración de SEO/BirdLife.
El palangre es un arte de pesca que consiste en un largo hilo, de donde cuelgan miles de anzuelos, que se lanza al mar desde el barco. A pesar de ser bastante selectivo, a menudo provoca la muerte de animales como tortugas, tiburones y aves marinas.
La captura accidental afecta a varias regiones del planeta y pone en peligro la conservación de numerosas especies especialmente amenazadas. En el litoral mediterráneo, el conflicto afecta especialmente a la pardela balear (Puffinus mauretanicus), clasificada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), la pardela cenicienta (Calonectris diomedea) y la pardela mediterránea (Puffinus yelkouan).
A veces, en una sola jornada de pesca se pueden llegar a producir capturas masivas de cientos de ejemplares de aves. Tal y como alerta el profesor Jacob González-Solís, "las pardelas son especies migratorias y gregarias, con gran capacidad de buceo, y se capturan más en primavera y verano, cuando están criando; muchas de las pardelas que mueren ni siquiera han tenido opción de empezar a criar". Otras especies, como la gaviota de Audouin (Larus audouinii) y la gaviota patiamarilla (Larus michahellis) también son víctimas accidentales de las capturas durante la pesca de palangre.
Pequeños cambios, grandes beneficios
En otras regiones del planeta, donde también se produce gran cantidad de capturas de aves, los barcos palangreros aplican con éxito medidas para mitigar estos incidentes. En el Mediterráneo, el palangre se ha convertido en una auténtica trampa mortal para las aves marinas a causa de los hábitos de pesca más habituales: la calada al amanecer (cuando las aves son más activas), el diseño del palangre (con cebos atractivos para las aves) y el uso de flotadores (el cebo flota más tiempo en la superficie).
En el manual, los expertos de la UB presentan el decálogo de las estrategias más efectivas —especialmente adaptadas a las condiciones de los palangreros del Mediterráneo— para corregir estas prácticas pesqueras tan perjudiciales para las aves y reducir al máximo los episodios de capturas accidentales.
Según la investigadora Vero Cortés, "la solución para evitar este conflicto se basa en pequeños cambios en los hábitos de pesca que se traducen en grandes beneficios tanto para las aves como para los pescadores: aplicar medidas de mitigación, además de garantizar la protección de las aves marinas, también evita pérdidas económicas y molestias en la actividad pesquera".
En el marco del proyecto financiado por la Fundación Biodiversidad, el equipo de la UB también ha identificado las zonas donde pueden coincidir con mayor probabilidad los buques palangreros y las aves que buscan alimento. Con este fin, se han estudiado los desplazamientos de las pardelas cenicientas cuando buscan alimento con aparatos GPS colocados en las aves. Combinando esta información con el posicionamiento de los barcos, los expertos de la UB han perfilado un mapa de las áreas del litoral y han determinado los momentos de mayor riesgo de captura accidental de aves.
Algunas aves pueden sobrevivir a un episodio de captura accidental. Tal y como indica el manual, cuando un pájaro marino queda pegado al palangre y todavía está vivo, habría que disminuir la velocidad del barco o detenerlo para reducir la tensión del sedal, subir el ave a bordo con la ayuda de un salabre, cubrirla con una toalla para inmovilizarla, y retirar el anzuelo enganchado o bien cortar el hilo de pesca justo a ras de la boca.
Si el ave se encuentra en mal estado, es mejor mantenerla en un lugar protegido en el barco y llevarla al centro de recuperación de fauna silvestre más próximo. En caso de que el ave muera, los expertos también pueden utilizar el cuerpo para obtener datos de interés científico (estudios de alimentación, contaminación, etc.).