Las células humanas, una vez que se rebelan, no son menos “hábiles” que un virus o una bacteria. Por eso, cuando las piezas del organismo comienzan a reproducirse sin control originando un tumor, también pueden desarrollar mecanismos de resistencia. Investigadores de la Universidad de Oviedo han detenido en el tiempo células tumorales vivas para detectar cuándo y cómo se hacen inmunes a ciertos fármacos.
El culto a la belleza en ocasiones ha perjudicado la salud, y los dientes de nuestras antepasadas son una prueba de ello. Desde finales del s XV, muchas mujeres preferían soportar las caries y otras infecciones de muelas antes que lucir un hueco en sus sonrisas. Ahora investigadores del área de Antropología Física de la Universidad de Oviedo han incorporado la perspectiva genética a sus estudios con un rastreo de los orígenes de la población asturiana mediante análisis de ADN.
Si se quema un árbol o residuos forestales para obtener energía, en teoría no se está generando CO2, aunque sí se esté produciendo como resultado de la combustión. Esta extraña afirmación se explica porque el árbol ha absorbido en su vida reciente el CO2 que libera al consumirse. Pero esta combustión produce otros residuos sólidos (cenizas volantes) que no tienen aún utilidad. Investigadores del INCAR-CSIC están desarrollando una metodología para darles un fin rentable.
No sólo somos lo que comemos. También comemos lo que somos, hasta el punto de que pesticidas, residuos de combustión y fluidos industriales son algunos de los “condimentos” que pueden llegar hasta cualquier plato. Éste es uno de los campos que ha recorrido desde la Universidad de Oviedo el Grupo de Investigación de Espectrometría Analítica que dirige Alfredo Sanz Medel, concretamente a través de la detección de contaminantes en el pescado de consumo humano.
No sólo el estilo de vida afecta al funcionamiento del corazón. Algunos factores genéticos pueden predisponer al infarto de miocardio. Por eso, rastrear las conexiones entre el motor y el código de la vida puede contribuir a conocer cómo se desencadena el proceso y actuar sobre él desde la prevención. Con este planteamiento, investigadores españoles han detectado algunas variaciones génicas relacionadas con el infarto temprano.