La Tierra sufre por conseguir energía sin saber que ella misma la irradia. Y es que toda la materia, incluido el planeta, es energía “condensada” que emite radiación infrarroja y que se propaga en ondas de mayor longitud que la luz visible. Amador Menéndez Velázquez conoce bien el potencial de la energía calórica que desprende la Tierra: este investigador en el ITMA y el CINN (Asturias), está trabajando en EEUU para desarrollar nuevos métodos que permitan convertirla en electricidad.
En la imagen, Amador Menéndez. Foto: A. M.