Hay ya más de 190 proyectos de vacuna contra el coronavirus en el mundo, pero nadie está aún desarrollando una inmunización para niños. ¿Cuáles son las razones?
Un estudio ha analizado la proporción de individuos de avanzada edad que participan en las pruebas de tratamientos y vacunas para el nuevo coronavirus. Además de las restricciones por edad y por presencia de patologías para proteger su salud, hay otras condiciones que limitan la participación de los ancianos, como el acceso a las tecnologías, y que pueden poner en riesgo las evaluaciones de efectividad y seguridad.
Comienza la campaña de vacunación de la gripe y, este año, los expertos piden más que nunca reforzar la inmunización. El objetivo es evitar complicaciones y fallecimientos en personas vulnerables y evitar una sobrecarga en el sistema asistencial ante la coexistencia de la epidemia con la pandemia de covid-19.
Varios expertos solicitan que se regule la actividad de científicos independientes que se autoadministran productos desarrollados por ellos mismos como defensa contra el coronavirus. Argumentan que, además de conllevar riesgos, podrían erosionar la confianza en la ciencia y dar alas a los antivacunas.
Las pruebas de fase III que desarrolla la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca se interrumpieron el pasado 6 de septiembre por la reacción adversa en uno de los voluntarios. Ahora, el Organismo Regulador de los Medicamentos y Productos Sanitarios de Reino Unido ha confirmado que es seguro continuar con el ensayo clínico.
Las pruebas de fase III de una de las candidatas de vacuna más avanzadas han sido interrumpidas por la enfermedad de uno de los voluntarios. Expertos consultados por SINC confirman que es motivo para paralizar el ensayo hasta que se discrimine si la dolencia es debida a la vacuna, ya que deben primar la seguridad y transparencia.
La encuesta de percepción social de FECYT sobre el nuevo coronavirus analiza el cumplimiento de las medidas sanitarias y la actitud ante un fármaco preventivo. Las personas que trabajan como autónomas, con estudios universitarios y con altos ingresos muestran menor predisposición a la vacunación.
Un equipo internacional de investigadores muestra un nuevo modelo para suministrar la potencial vacuna frente a la covid-19 que priorizaría la reducción de las muertes prematuras. Su trabajo, publicado en la revista Science, propone un marco ético para su asignación que no tiene que ver con repartir dosis proporcionales a cada población ni con priorizar al personal sanitario.
Los tres casos de posibles reinfectados por SARS-CoV-2 en Hong Kong, Países Bajos y Bélgica reabren el debate sobre la inmunidad. La experta en coronavirus pone en perspectiva estos casos, que “siguen siendo pocos”, pero advierte de que las personas que hayan pasado la enfermedad no deben bajar la guardia.