Esta serpiente puede tragar ciervos y caimanes enteros, y tiene una capacidad de apertura de mandíbula mayor de lo que se pensaba. Los ejemplares, que pueden crecer hasta seis metros de largo y pesar más de 90 kg, suponen un impacto negativo en los ecosistemas.
Un equipo de científicos ha descubierto a estas culebras, que viven bajo tierra y son los protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia, en pueblos remotos de Los Andes ecuatorianos. Habitan entre criptas y su hallazgo fue bastante fortuito.
La desaparición de los dinosaurios provocó una gran diversificación de mamíferos y aves tras el evento de extinción masiva, pero no fueron los únicos. Las serpientes, protagonistas del #Cienciaalobestia, también vivieron una explosión evolutiva que les hizo pasar de simples insectívoras a las casi 4.000 especies de dieta variada que existen en la actualidad.
Al contrario que otras especies de cobras, cuyo veneno es neurotóxico, el de las cobras escupidoras es citotóxico y puede causar ceguera. Un equipo con investigadores del CSIC publica la primera evidencia de que el comportamiento defensivo del género Naja influyó en la composición de su veneno.
La mordedura de las serpientes venenosas puede causar la interrupción del flujo sanguíneo por coagulación y provocar daños degenerativos en órganos y tejidos para los que el antiveneno a veces llega tarde. Unos científicos han creado en ratones un tratamiento terapéutico prehospitalario, basado en compuestos químicos denominados quelantes metálicos, para proteger de los efectos del veneno.
Cada año se estima que más de 100.000 personas mueren por mordeduras de alguna de las 700 especies venenosas que existen en el mundo. Muchas de ellas, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia, actúan en defensa propia cuando se sienten amenazadas por los humanos u otros depredadores, pero en realidad su veneno evolucionó para dominar y matar a sus presas.
Hasta ahora, se pensaba que las pitones sudafricanas son animales fríos que no se preocupan por su progenie una vez que ponen los huevos. Pero resulta que en esta especie, protagonista de #Cienciaalobestia, el cuidado maternal se prolonga dos semanas después de la eclosión de los huevos, lo que supone incluso un gran coste físico para las madres. Es la primera vez que se observa este comportamiento en una serpiente ovípara.
La temporada de apareamiento de la serpiente jarretera es frenética, sobre todo para los machos, protagonistas del #Cienciaalobestia, que durante varias semanas dedican toda su energía a la reproducción. El resultado es que envejecen más rápido y mueren antes y en peores condiciones que las hembras, que priorizan a corto plazo su bienestar al éxito reproductivo.
A pesar de ser el género de serpientes más diverso, los biólogos no dejan de descubrir nuevas especies de Atractus, unos reptiles exclusivos de Centro y Sudamérica. Un nuevo estudio ha permitido el hallazgo de tres nuevas especies, protagonistas de #Cienciaalobestia. Una de ellas habita a las puertas de una nueva refinería en los Andes ecuatorianos, por lo que su estado está seriamente amenazado.
El pálido color de su piel le ha valido el nombre de serpiente fantasma, pero también ha contribuido a ello su comportamiento esquivo y huidizo. La serpiente Madagascarophis lolo –“fantasma” en malgache, el idioma local–, protagonista de #Cienciaalobestia, es activa sobre todo durante la noche como sus parientes, pero ha sido hallada lejos de donde viven las de su género en Madagascar.