Un equipo del Boston College, en EE UU, ha realizado un análisis detallado de neuroimágenes de personas con trastorno del espectro autista utilizando técnicas de aprendizaje automático. Los investigadores han observado que las diferencias de comportamiento entre individuos con este trastorno están relacionadas con variaciones en la estructura del cerebro.
Hablar de sistemas ‘inteligentes’ que pintan, escriben o hacen música mejor que los humanos no solo es absurdo y profundamente ingenuo, sino también una falta de reconocimiento hacia todas esas personas que diseñan, desarrollan, entrenan, ponen en marcha y mantienen esta tecnología.
El Barcelona Supercomputing Center lidera un proyecto europeo para describir y clasificar obras pictóricas de forma automática. Sus responsables solicitan ahora la ayuda de voluntarios para entrenar y dotar de ‘sentido común’ a los modelos computaciones a la hora de interpretar los cuadros.
Investigadores de la compañía DeepMind, propiedad de Google, y varias universidades europeas han desarrollado Ithaca, una red neuronal profunda que rellena las palabras que faltan en textos de la Antigua Grecia, además de estimar su edad y origen geográfico. La herramienta consigue un 62 % de precisión por si sola, pero en manos de los historiadores este porcentaje se eleva a un 72 %.
Este catedrático de la Universidad de California recibe el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2022 en la categoría de Tecnologías de la Información y la Comunicación por desarrollar un lenguaje matemático que permite integrar en las máquinas dos vías que usamos los humanos para entender el mundo y tomar decisiones: la probabilidad y la causalidad.
Investigadores chinos han desarrollado un sistema que utiliza inteligencia artificial y la presencia de marcadores lipídicos en sangre para detectar el cáncer de pulmón de células no pequeñas en etapas tempranas. La prueba alcanzó una sensibilidad del 90 % y una especificidad del 92 %.
Investigadores europeos han desarrollado un modelo de aprendizaje automático que, partiendo de los niveles en sangre de 14 proteínas, es capaz de pronosticar si una persona en estado grave a causa del coronavirus saldrá o no con vida de la unidad de cuidados intensivos. En una prueba con 24 pacientes críticos ha acertado la evolución de 23.
Este tipo de robótica social investiga las características que permitan a una máquina cambiar la forma de actuar de los humanos para, por ejemplo, convencer a un paciente de que se tome la medicación, dar indicaciones los trabajadores en un entorno laboral o vender productos.
Un estudio liderado por el CNIO y el Massachussets General Hospital (EE UU) revela nuevas metodologías que permiten visualizar la reparación del ADN mediante el análisis de cientos de proteínas en un tiempo récord. Este trabajo podría facilitar el desarrollo de nuevas terapias contra el cáncer.
Investigadores españoles han desarrollado una matriz de sensores químicos que, acoplada a un dron y mediante un software, percibe los malos olores de las aguas residuales como lo hacen los humanos. El objetivo es predecirlos y ayudar a reducir su impacto en zonas próximas a las estaciones depuradoras.