La resistencia antimicrobiana es una de las diez mayores amenazas a la salud global, y va a continuar creciendo. Un estudio español revela que las cifras de casos y muertes son mayores de lo que se creía.
Un mal control de la glucosa en estos pacientes no solo dificulta la respuesta del sistema inmunitario, sino que también crea un entorno favorable para la proliferación bacteriana y el desarrollo de mutaciones resistentes. Así lo demuestran los resultados de un estudio en ratones, publicado en Science Advances.
Investigadores de la Universidad Pablo de Olavide han descubierto un enfrentamiento entre dos bacteriófagos dentro de Acinetobacter baumannii. Este hallazgo podría ofrecer nuevas posibilidades para tratar infecciones ocasionadas por bacterias difíciles de tratar con los antibióticos actuales.
El estudio de las estrategias de los fagos para infectar a la célula bacteriana es esencial en el diseño de alternativas a los antibióticos que permitan tratar infecciones causadas por bacterias multirresistentes. Los resultados de este trabajo suponen un avance en el conocimiento del sistema de comunicación molecular ‘arbitrium’.
El equipo de investigación expuso la bacteria E. coli a estreptomicina y kasugamicina, dos fármacos que tratan infecciones bacterianas. Ambos antibióticos alteran la capacidad de las bacterias para producir nuevas proteínas.
Un nuevo estudio con participación de la Universidad Pompeu Fabra propone que reducir el magnesio disponible en el entorno de las bacterias podría frenar la propagación de cepas resistentes a los antimicrobianos. Los resultados abren múltiples posibilidades frente a esta amenaza para la salud global, según los autores.
Un estudio, que ha utilizado datos de las 11 ciudades más grandes de Cataluña durante 8 años, relaciona por primera vez la exposición a partículas contaminantes con un mayor uso de antimicrobianos. La razón: la polución irrita las vías respiratorias y provoca síntomas similares a los de una infección.
Un nuevo estudio muestra que las soluciones basadas en la naturaleza son más efectivas que las tecnologías convencionales para eliminar estos medicamentos y los genes de resistencia antimicrobiana de las aguas residuales.
Un estudio experimental en ratones puede suponer un avance en la lucha contra la resistencia a estos medicamentos. El nuevo fármaco, llamado lolamicina, mata a los microbios infecciosos sin interferir en el microbioma del intestino durante el tratamiento y la recuperación.
Una investigación española describe cómo se combinan e interactúan las proteínas para realizar funciones esenciales para su supervivencia. Gracias a la herramienta AlphaFold, los resultados revelan detalles hasta ahora desconocidos de estos mecanismos y ofrecen posibles dianas para el desarrollo de nuevos antibióticos.