El buitre negro (Aegypius monachus) ha sido declarado Ave del Año 2010 por la organización SEO/BirdLife. El ave más grande de España representa las amenazas que afectan a toda la avifauna ibérica al ser víctima del uso ilegal de cebos envenenados y de la gestión ganadera para su alimentación. Pero el buitre negro se recupera. Si en los años ’70 había menos de 200 parejas, hoy su población se ha multiplicado por diez.
Las aves como el buitre negro se han quedado sin suficientes recursos para alimentarse porque hoy se recogen todos los restos ganaderos de la naturaleza. “Esto hace que recurran a restos envenenados que les provoca la muerte”, cuenta Ana Iñigo, bióloga responsable del Área de Conservación de Especies y Espacios de SEO/BirdLife.
Por sus hábitos carroñeros y por la escasez de alimentos, los buitres negros son también víctimas del veneno. “Además de la pérdida de hábitat en sus lugares de nidificación, la gestión ganadera de subproductos animales y el uso ilegal de cebos envenenados afectan a su alimentación”, señala la experta.
Las últimas estimaciones señalan 500 buitres envenenados de 1996 a 2001, pero “no todos los ejemplares se encuentran”, manifiesta la investigadora, por lo que el número de aves intoxicadas podrían ser mayor.
En la actualidad, las sierras y dehesas de la geografía española registran entre 1.845 y 2440 parejas reproductoras, de las cuales el 45% está en Cáceres, según el último censo nacional de 2006.
En 2004, durante el último congreso internacional sobre el buitre negro, se estimó una población mundial de 10.000 parejas, entre las que la Península Ibérica acoge el 90% de las poblaciones europeas. El buitre negro ya no está tan amenazado como lo estaba. Pero las amenazas persisten.
La amenaza del sector cinegético
El sector cinegético, es decir, los cazadores, tienen un gran impacto en la fauna. “Utilizan el veneno como una forma de controlar a los depredadores como zorros o rapaces, que cazan presas vivas que a priori suponen una amenaza para las especies cinegéticas”, recalca la bióloga. Pero la presión que tienen estos depredadores sobre las especies cinegéticas no está comprobada.
Pero los cazadores no son la única amenaza del ave más grande de España. Los agricultores también utilizan veneno para combatir plagas de ratones, ratas, y topillos que afecta también al buitre.
Según Iñigo, los ganaderos son los que más han afectado a las aves necrófagas, aunque éstas no fueran el objetivo, porque han utilizado veneno en restos de animales muertos “para evitar la presión de rapaces y lobos sobre sus cabañas ganaderas, sobre todo en zonas de oveja”.
La eliminación sistemática de carroñas, acorde a la leyes aprobadas en la última década a raíz de las enfermedades del ganado, y la aparición de algunas enfermedades del conejo han reducido también la cantidad de alimento disponible para las aves carroñeras.
Una tendencia positiva de recuperación
“En los últimos años, las poblaciones han aumentado de forma general, a pesar de las amenazas, aunque en algunas zonas haya habido disminuciones”, asegura la experta. La recuperación del buitre se ha logrado gracias, en parte, a las intervenciones en el medio ambiente para mejorar la situación de estas especies.
Aunque el buitre negro estuvo al borde de la extinción a mediados del siglo XX (en 1973 se registraron sólo 206 parejas), en las últimas décadas su población se ha multiplicado por diez. La regulación, la gestión adecuada, y la protección de los bosques mediterráneos en los que habita han contribuido a su recuperación.
“Uno ejemplo es la gestión coordinada del Parque Natural de Peñalara en Madrid, que ha favorecido a la especie. La protección del parque también ha permitido que la especie, en comparación a años anteriores, mejore su situación”, declara Iñigo.
Además, las normativas europeas permiten la gestión controlada de los cadáveres ganaderos a favor de la alimentación de los buitres negros, considerados especie vulnerable en España, según el último Libro Rojo de las Aves en España.
Aunque en 2006 el 91% de las poblaciones se localizaban en Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), el 62% de los nidos se encontraban en terrenos privados, donde la extracción de madera, corcho o caza son aprovechamientos habituales. Pero el esfuerzo por limitar el acceso de las personas y aumentar los manejos forestales ha permitido el éxito reproductor de los últimos años.
A esto se añaden las medidas para eliminar el uso ilegal de veneno, y el establecimiento de muladares, lugares precisos para distribuir alimentos a las aves carroñeras.
De esta forma, el buitre negro, un ave que hasta hace unas décadas se daba casi por desaparecida, ha logrado “resucitar” de alguna forma manteniendo así el equilibrio de su ecosistema.
PERFIL DEL BUITRE NEGRO
- Número: Unas 2.000 parejas reproductoras
- Envergadura: 3 metros
- Peso: entre 7 y 10 kg.
- Hábitat: Sierra de Guadarrama, sierras del norte de Cáceres, sierras de Monfragüe, sierra de San Pedro, Montes de Toledo, sierras de Canalizos y Alcudia, Sierra Norte de Sevilla, Hornachuelos, Andújar y Sierra Pelada, sierra de Tramuntana (Baleares). No llega a Canarias, Norte de España ni el Levante.
- Alimento: Cadáveres de otras especies de mamíferos (ovejas, conejos, ciervos, gamos, cerdos y jabalíes). En muy raras ocasiones captura animales debilitados o enfermos. Precisa de 500-700 gramos diarios de alimento.
- Depredadores: No tiene depredadores especializados, aunque se han citado casos de depredación de pollos en el nido o recién volados.
- Reproducción: Es una especie colonial. La pareja reproductora permanece ligada al nido todo el año, y lo utiliza para dormir. Se reproduce por primera vez entre los 4 y 6 años de vida. Se suelen emparejar para toda la vida.
- Crías: La puesta consta casi siempre de un único huevo, por ser una especie de vida muy larga. La incubación dura unos 60 días. El periodo de desarrollo del pollo en el nido va de 95 a 120 días.
- Nidos: Construidos en la parte más alta y expuesta de la copa de los árboles como pinos, encinas, y alcornoques. En Mallorca nidifica en pinos ubicados en acantilados rocosos. Excepcionalmente nidifica en roca.