Un estudio sobre inhumaciones infantiles en un yacimiento de esta localidad gerundense confirma que los enterramientos en espacios domésticos eran una práctica común en la sociedad ibera.
Un equipo del CSIC ha descubierto en la Garganta de Olduvai, en Tanzania, que los primeros humanos tallaban huesos de forma metódica, un millón de años antes de lo que se pensaba. Esta práctica pudo tener impacto en el desarrollo de patrones cognitivos más complejos y la estandarización de una nueva serie de comportamientos de nuestros ancestros, según los autores.
Un estudio liderado por el Instituto Max Planck de Geoantropología, con participación del CENIEH, revela que el Homo sapiens vivió en los bosques densos y húmedos de África mucho antes de lo que se pensaba. La investigación retrasa la evidencia más antigua conocida sobre la presencia humana en estos entornos.
La comunidad medieval de este asentamiento situado en la provincia de Burgos, en la frontera entre los reinos cristianos del norte y Al-Ándalus, vivió siglos en relativo aislamiento. Sin embargo, científicos españoles y suecos han encontrado en este lugar pruebas del primer caso conocido de la enfermedad.
Fósiles descubiertos en esta isla indonesia indican que algunos de los primeros homininos eran aún más pequeños de lo que se pensaba. Los restos datan de hace unos 700.000 años y aportan nueva información sobre la evolución del Homo floresiensis.
Un estudio con participación del CSIC desafía el modelo de poblamiento que consideraba el centro peninsular como un lugar inhabitado por sus condiciones climáticas en ese periodo.
Análisis químicos han confirmado que el líquido hallado en una urna funeraria de Carmona es un vino blanco de la época romana, del siglo I d.C. Según investigadores de la Universidad de Córdoba, se trataría de la muestra más antigua identificada hasta el momento.
Junto con los grabados hallados en pizarra, la VI campaña de excavación del Instituto de Arqueología de Mérida desvela también la localización de la puerta este del edificio tartésico en una fachada monumental de más de tres metros de alto.
Uno de los grandes desafíos de la arqueología prehistórica consiste en precisar la escala temporal en la que se llevaron a cabo actividades humanas en el Paleolítico. Este estudio lo ha delimitado gracias a nuevas técnicas arqueomagnéticas en varios fuegos neandertales de la unidad X del yacimiento alicantino de El Salt.
Gracias a ‘corredores azules’ fluviales estas poblaciones pudieron migrar hace menos de 100.000 años durante un período especialmente árido, después de la explosión de este supervolcán en Indonesia. Así lo indica una investigación que ha analizado restos de piedra y animales hallados en Etiopía.