Un equipo internacional de científicos revela que unos lémures de la selva de Madagascar saben seguir el ritmo musical, lo que supone la primera evidencia de esta habilidad en mamíferos no humanos. Con este trabajo, los investigadores buscan entender cómo se originaron y evolucionaron las capacidades rítmicas de las personas.
El ritmo es un aspecto fundamental de la música, la danza y el lenguaje. Sin embargo, no sabemos hasta qué punto nuestras habilidades rítmicas dependen de mecanismos evolutivamente antiguos que pueden estar presentes en otros animales. Un estudio de la Universidad Pompeu Fabra ha comparado el comportamiento de roedores y humanos para estudiar cómo reaccionan ante la detección del ritmo.
Un nuevo estudio analiza la relación entre la estructura rítmica de la música y la dimensión espacial del sonido. Los resultados publicado en la revista Brain and Cognition revelan que, independientemente del entrenamiento musical, el cerebro es capaz de sincronizarse con el ritmo.
Un estudio publicado en Nature Neuroscience demuestra que el cerebro de ciertas personas se sincroniza con el ritmo de la voz que escuchan, mientras que el de otras no lo hace. Estos dos patrones también reflejan diferencias en aspectos funcionales y estructurales de este órgano.
Además de los humanos, otro mamífero es capaz de percibir el ritmo de manera natural. Se trata del elefante marino, cuyos machos pueden memorizar el tempo y el timbre de las voces de sus rivales. Esta facultad permite a estos animales adoptar la mejor estrategia antes de entrar en combate, según el nuevo estudio.
Hacer posible conciertos con músicos separados por grandes distancias con un mínimo de latencia –retardo entre una interpretación musical y la escucha o grabación– es el objetivo de un proyecto conjunto del Centro de Supercomputación de Galicia y la Universidad de Santiago de Compostela. Para ello han realizado experimentos de demostración en vivo con tecnologías musicales pioneras en Europa y músicos profesionales.
Comienza la temporada de festivales de verano y cientos de personas se moverán al ritmo de sus grupos favoritos. Pero no solo los humanos son capaces de danzar al compás de la música. Algunas aves, las ballenas, los delfines, las focas, los murciélagos y los elefantes, entre otros, también pueden seguir el tempo de una melodía.
Un nuevo estudio, publicado esta semana en la revista Nature, proporciona una alternativa menos perjudicial para la desfibrilación cardiaca que utiliza un solo choque eléctrico de alta energía para restaurar el ritmo normal del corazón. El nuevo método supone un ahorro energético de más del 80% en comparación con la técnica estándar.
Un estudio internacional revela la necesidad de actualizar el ritmo cardíaco y respiratorio de los niños, al variar dichos patrones en contraste con los intervalos de referencia actuales. Así lo indica una nueva investigación, publicada en la revista The Lancet, que subraya cómo cerca de la mitad de los niños sanos de 10 años padecen ritmos anormales según los rangos aceptados.