Los consejos de madres y abuelas han resultado tener una base científica. Así ha ocurrido con la creencia popular que recomienda no comer demasiado deprisa, pues se acaba comiendo más. Un equipo de investigadores del Hospital General de Atenas ha demostrado que esta relación es cierta, pues comer rápido reduce la liberación de las hormonas del intestino que inducen la sensación de estar lleno.
En su estudio, los participantes comían la misma comida, 300 ml de helado, a diferentes ritmos, y se sometían a análisis de sangre para medir glucosa, insulina, lípidos de plasma y hormonas del intestino antes y después de cada ingesta. Sus resultados, que se publican en The Endocrine Society's Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, muestran que los sujetos que tardaban más en comer tenían una mayor concentración de las hormonas del intestino PYY y GLP-1, que provocan la sensación de lleno.