El ritmo es un aspecto fundamental de la música, la danza y el lenguaje. Sin embargo, no sabemos hasta qué punto nuestras habilidades rítmicas dependen de mecanismos evolutivamente antiguos que pueden estar presentes en otros animales. Un estudio de la Universidad Pompeu Fabra ha comparado el comportamiento de roedores y humanos para estudiar cómo reaccionan ante la detección del ritmo.
La percepción de las regularidades temporales es esencial para sincronizarse con la música y la danza. Alexandre Celma-Miralles y Juan Manuel Toro, investigadores del Centro Cerebro y Cognición de la Universidad Pompeu Fabra, exploraron la detección de isocronía en dos especies de mamíferos para lo cual entrenaron ratas (Rattus norvegicus) y humanos para discriminar secuencias de sonido con intervalos regulares e irregulares. El trabajo se publica en el Journal of Comparative Psychology.
“En nuestro estudio exploramos si otros animales pueden detectar un ritmo isocrónico –en el que todos los tonos están separados por el mismo intervalo– y discriminarlo de ritmos no isocrónicos, independientemente de otras características irrelevantes como el tempo”, afirman los autores.
Los científicos partieron de la hipótesis de que la detección de la regularidad podría no depender de las habilidades de aprendizaje vocal y que, tanto las ratas como los humanos, discriminarían los estímulos regulares de los irregulares.
En el estudio se utilizaron cuatro diferentes tempos en las sesiones de entrenamiento y se introdujeron dos tempos nuevos en las pruebas. Seguidamente compararon las respuestas de comportamiento de ambas especies. Descubrieron que tanto las ratas como los humanos respondieron más a las secuencias nuevas regulares que a las irregulares.
De este modo, como indican los investigadores: “En nuestros experimentos, encontramos que especies muy distantes de los humanos, que no producen vocalizaciones complejas, como las ratas, poseen esta habilidad”. Por lo tanto, la falta de diferencia entre las respuestas de las ratas y los humanos puede implicar que ambas especies son capaces de detectar la regularidad, independientemente de la participación de cualquier habilidad de aprendizaje vocal.
Sus resultados indican que la detección de regularidades temporales en secuencias de sonidos puede tener raíces evolutivas antiguas y podría depender de mecanismos de temporización presentes en mamíferos distantes relacionados.
Esto sugiere que la percepción rítmica en humanos tiene unas fuertes raíces evolutivas que pueden estar ligadas a mecanismos más generales de percepción temporal. Este estudio significa un avance en nuestra comprensión de las raíces biológicas de la percepción rítmica y abre la puerta a identificar los sustratos neuronales, comunes a través de las especies, que dan soporte a la cognición musical.