La experiencia de los padres con sus hijos y de los profesores con sus alumnos demuestra como estos van cambiando sus comportamientos y conocimientos desde que son bebés hasta la adolescencia. Hasta ahora, se conocía muy poco de las causas que podían provocar estos cambios.
Investigadores españoles afirman que es cuatro veces más probable que un adolescente sea inactivo físicamente cuando los padres son sedentarios. El trabajo revela a su vez que los jóvenes perciben que sus progenitores son agentes educativos con gran influencia en su estilo de vida.
La tendencia a la vespertinidad es algo común entre los adolescentes, quienes se levantan y acuestan cada vez más tarde. El reloj biológico dicta tales cambios. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) el desajuste entre la vespertinidad del adolescente y los horarios escolares matutinos, podría ser un aspecto más a considerar en la predicción del rendimiento escolar.
El estudio de imágenes cerebrales de personas en distintas fases de su adolescencia sugiere que el cociente intelectual factor puede subir y bajar durante esta etapa de la vida.
Gaceta Sanitaria publica en su último número uno de los estudios más ambiciosos de nuestro país sobre salud sexual en adolescentes. Con una muestra de 9.340 estudiantes de 97 institutos catalanes, el trabajo analiza los resultados de una encuesta basal distribuida entre 2005 y 2006, para conocer los factores que más se pueden relacionar con las conductas de riesgo sexual.
Una mala alimentación, la ingesta de alcohol, el sedentarismo… Los hábitos de vida poco saludables ya se detectan en la adolescencia temprana, y predominan especialmente entre las mujeres y los jóvenes de entre 19 y 26 años. Por lo tanto, las campañas de prevención deben tener muy en consideración dichos grupos de riesgo, y dirigirse incluso a menores de 13 años.
Las chicas dan más importancia a las metas de tipo educativo, y relacionadas con aspectos interpersonales-familiares.
Los embarazos tempranos tienen una tendencia a la baja.
La actividad física puede contrarrestar una predisposición genética al sobrepeso y la obesidad.