La vacunación de la población española ya se nota en la mortalidad y los ingresos hospitalarios, tanto en planta convencional como en las UCI. A mediados de este mes, la protección de la mortalidad por el efecto directo de las vacunas alcanzará el 80 %.
El químico Javier Maira, responsable del Área de Estrategia Comercial e Internacionalización del CSIC, analiza la posible suspensión de las patentes de las vacunas contra el coronavirus propuesta por el presidente de Estados Unidos.
El anuncio de EE UU apoyando la suspensión de las patentes debe provocar un efecto cascada entre los países que bloquean la iniciativa, incluidos los de la Unión Europea. El mundo necesita multiplicar la producción de vacunas para la covid-19 y asegurar un acceso equitativo, especialmente en los países empobrecidos.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha señalado hoy que Europa está preparada para debatir la propuesta del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, sobre una exención de la protección de la propiedad intelectual de estas vacunas.
¿Cómo se decide cuándo le toca vacunarse a cada uno? La estrategia y sus actualizaciones demuestran que cuando la ética es tenida en cuenta, las decisiones tratarán de ser justas con las personas más desfavorecidas y vulnerables.
Muchas de las vacunas aprobadas ya han comenzado ensayos pediátricos pero, ¿por qué hacen falta? ¿Se puede alcanzar la protección poblacional sin tener en cuenta a los más pequeños? ¿Es ético vacunar a los menores españoles antes que a los mayores indios? Preguntamos a una inmunóloga, un pediatra y un preventivista.
Pfizer-BioNTech ya ha solicitado a la agencia estadounidense del medicamento autorización para usar su vacuna en niños de 12 a 15 años. La vacunación de niños y adolescentes contra la covid-19 les protegería a ellos de un riesgo pequeño pero cierto, y también a sus abuelos y a otras personas vulnerables de su entorno. Además, contribuiría a una escuela más segura.
Un nuevo estudio analiza el impacto de esta decisión en la situación epidemiológica de dos países europeos: Italia y Francia. Aunque la interrupción fuera de apenas unos pocos días, las consecuencias serían difíciles de paliar y se seguirían notando tanto en los fallecimientos como en la confianza ciudadana en las vacunas.