El anuncio de EE UU apoyando la suspensión de las patentes debe provocar un efecto cascada entre los países que bloquean la iniciativa, incluidos los de la Unión Europea. El mundo necesita multiplicar la producción de vacunas para la covid-19 y asegurar un acceso equitativo, especialmente en los países empobrecidos.
Ninguna de las grandes compañías que están desarrollando vacunas para la covid-19 se ha sumado a las iniciativas mundiales para compartir la propiedad intelectual. Las patentes y las exclusividades no permitirían a otras empresas fabricarlas y hacer frente a uno de los mayores retos: tener la capacidad de producir y distribuir todas las dosis necesarias en todos los países lo antes posible.
La farmacéutica Gilead ha anunciado que el precio de su antiviral usado con modestos resultados para tratar la COVID-19 será de 2.083 euros por paciente, cuando el coste mínimo de producción es de 0,83 euros por dosis. El precio de los medicamentos debería ir relacionado con lo que cuesta desarrollarlos y producirlos, más un beneficio justo y razonable, sobre todo teniendo en cuenta el esfuerzo público que se ha invertido en toda la cadena de I+D.