Las redes sociales han jugado un papel crucial durante la crisis por la covid-19. Mientras que en ellas algunos científicos y científicas han divulgado su trabajo, otros perfiles las han aprovechado en beneficio propio, generando desinformación y crispación. Los debates en abierto deberían ser útiles, pero las dinámicas polarizadoras de las redes pueden socavar la confianza del público hacia la ciencia.
Nathalie Strub-Wourgaft lleva toda su carrera luchando contra enfermedades tropicales desatendidas como la malaria o la tuberculosis. Pero desde el inicio de la pandemia, hace ya dos años, se enfrenta a una paradoja: el virus más estudiado de la historia puede ser olvidado en África.
Esta semana se publican los datos preliminares del primer experimento de provocación con el SARS-CoV-2 en personas jóvenes que no habían sido infectadas ni vacunadas antes. Los resultados muestran una alta tasa de infección, un período de incubación de unos cuatro días, carga viral alta incluso en asintomáticos y emisión de virus vivos durante seis días y medio. El equipo planea nuevos ensayos en vacunados.
El biólogo evolutivo Gil Rosenthal ha repasado el estudio de la elección de pareja desde Darwin hasta nuestros días. Hoy sabemos que va más allá de plumas, danzas y del “gusto por lo hermoso” del que hablaba el naturalista; y que está moldeada por el contexto sociocultural. El británico fue víctima de su misoginia y del pudor victoriano, explica un artículo publicado en Science.
Los términos “endemismo” y “estacionalidad” son cada vez más utilizados para hacer referencia a la pandemia de covid-19. A veces se asocian incorrectamente con la gravedad de la enfermedad o con el fin prematuro de la pandemia. ¿Qué significan? ¿Encaja el SARS-CoV-2 en estas definiciones? ¿Lo hará algún día?
Hace un año las primeras vacunas contra el nuevo coronavirus iniciaron una ola de optimismo. Hoy los datos prueban que son las herramientas más poderosas que tenemos, pero ómicron y la tercera dosis también nos recuerdan que no existe la fórmula milagrosa para un mundo sin covid. Incluso cuando la pandemia termine, el coronavirus seguirá existiendo y conviviremos con él.
Países europeos están aplicando estrategias anticovid en la población sin vacunar. Austria hará la vacunación obligatoria tras extender su confinamiento dirigido a los no vacunados a toda la población. En Alemania, las personas sin inmunizar tienen acceso restringido a restaurantes y hoteles, y deben mostrar un test negativo en el transporte público. Eslovaquia también ha impuesto restricciones a quienes han decidido no vacunarse. Suecia introducirá un pasaporte covid en eventos de más de cien personas. ¿Qué efecto tienen estas políticas?
El biólogo evolutivo Carl Bergstrom y el científico de datos Jevin West empoderan al lector para que sea capaz de reconocer a un vendehúmos aunque se oculte tras una maraña de cifras. El problema, según ellos, es que pensamos erróneamente que los datos no mienten y que si alguien los enseña dice la verdad.
Amós García, recién nombrado representante español del Comité Permanente de la OMS para Europa, explica el anuncio de la Agencia Europea de Medicamentos: este órgano regulador solo ha comprobado que una tercera dosis de la vacuna de Pfizer se podría administrar en mayores de 18 años, pero la recomendación solo corresponde a las autoridades sanitarias.
Durante la pandemia los científicos han aclarado dudas y también han visto cómo sus mensajes generaban recelo. En tiempos de miedo e incertidumbre, la desconfianza hacia los expertos ha aflorado, sobre todo en países donde las élites políticas usan una retórica que polariza la opinión pública. Este fenómeno ha tenido un papel importante en el último año y medio, pero es difícil predecir su evolución.