La doctora española Celia Sánchez Ramos, de la Universidad Complutense de Madrid, ha sido galardonada como la mejor inventora del 2009 en una feria que reúne a las mejores innovaciones e inventos del mundo y concede una importancia especial a la investigación científica. Los premios que la organización concede pasan por ser los más prestigiosos que se pueden recibir en el campo de la innovación.
En el Salón Internacional de los Inventos de Ginebra se han dado cita, en esta edición, más de 1.000 innovaciones. Pero solo 30 de los inventores son españoles. La Universidad Complutense de Madrid presenta una invención inscrita en el ámbito de la salud, de un tema tan importante como la ceguera prevenible.
El sistema detecta y verifica al instante los ‘tocados’ en las diferentes categorías de esgrima, sin necesidad de las incómodas y costosas instalaciones con cables habituales hasta ahora en este deporte. Éste es el singular proyecto final de carrera que han desarrollado dos estudiantes de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial de Terrassa de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC).
La Oficina ha renovado su certificado UNE ISO 9001:2000 en la gestión de contratos y de proyectos europeos, a los que ha sumado su servicio de propiedad intelectual y patentes.
Dos científicos de la Universidad Complutense de Madrid han ganado sendos accésit en el concurso de Madri+d a las mejores patentes. Las distinciones han sido, por un lado, para el profesor Luis Miguel Ortega Mora, por el desarrollo de un método para el diagnóstico y la prevención de la neosporosis, una enfermedad asociada al ganado bovino. Por otro, para la profesora Celia Sánchez Ramos, por la invención de una lente de contacto que previene la degeneración de la retina y que funciona como lente terapéutica para ojos operados de cataratas o en proceso de neurodegeneración.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han patentado dos cepas de levaduras vínicas, BM58 y BM60, que mejoran la composición del vino y por tanto su calidad, a través de la selección de los microorganismos naturales responsables de la fermentación. Se trata de levaduras no modificadas genéticamente que contribuyen a la mejora del sabor, el cuerpo y el aroma del vino, como han demostrado las pruebas realizadas a nivel industrial y el sistema de catas de Bodegas Murviedro, la empresa que ha realizado la patente junto con el CSIC.