En el Salón Internacional de los Inventos de Ginebra se han dado cita, en esta edición, más de 1.000 innovaciones. Pero solo 30 de los inventores son españoles. La Universidad Complutense de Madrid presenta una invención inscrita en el ámbito de la salud, de un tema tan importante como la ceguera prevenible.
Cuando nos operan de cataratas, cuando envejecemos, nuestras defensas naturales contra la luz visible se desgastan o, sencillamente, desaparecen. Para evitarlo, el Grupo de Neuro-Computación y Neuro-Robótica, liderado por la doctora Celia Sánchez Ramos, ha desarrollado estas lentillas (tanto de contacto como intraoculares, para cada necesidad) que previenen la ceguera y protegen la retina durante toda nuestra edad adulta.
La Universidad Complutense de Madrid ha diseñado una solución para la prevención y tratamiento del daño en la retina provocado por la luz natural y artificial. El producto consiste en añadir una protección a las lentes de contacto para eliminar los efectos negativos que tiene la exposición a la luz natural y artificial.
Los ojos disponen de una protección natural que todos acabamos perdiendo, por el paso del tiempo y por las operaciones de cataratas. La invención de la Universidad de Madrid sirve para compensar y prevenir la degeneración de la retina. La solución es inocua, económica, invisible y sencilla. Además se puede aplicar a cualquier tipo y diseño de lente de contacto con o sin graduación.
Para probar y dar consistencia a nuestra patente, en la Universidad Complutense de Madrid hemos trabajado durante 5 años en investigaciones con animales y en ensayos clínicos con humanos. En primer lugar, se estudiaron ratones expuestos a distintos tipos de luz, se analizaron sus retinas y se demostró cual era la parte de la luz natural y artificial que produce el daño en la retina. En la siguiente experiencia se pusieron lentes de contacto UCM- AET a los animales para conseguir producir una barrera para la luz nociva. Los experimentos demostraron que nuestras lentes consiguen bloquear estas bandas perjudiciales en la proporción adecuada, actuando de forma invisible, sin molestias y, sobretodo, demostrando que producen el efecto protector.
La Universidad Complutense de Madrid también ha realizado experimentos con conejos, a los que se les ha operado de cataratas para simular cómo afecta la luz a los seres humanos con estas condiciones. Se comprobó que los genes que protegen la retina se ven aumentados en los animales protegidos de forma artificial, mientras que los que producen la muerte celular -y por tanto, la ceguera- están aumentados en los animales que no llevan protección. Los estudios experimentales se han presentado en los mejores congresos sobre visión de todo el mundo.
Además, un aspecto muy importante es que las lentes siguen siendo totalmente invisibles y que además la percepción de los colores y de los contrastes no se ve alterada. Estos resultados se han conseguido gracias a amplios ensayos clínicos realizados en personas durante los últimos cuatro años.
La convicción de los inventores es que, dentro de poco, todas las lentes de contacto del mundo servirán para proteger los ojos contra la ceguera.
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