Por primera vez han aparecido en la Península restos de la elaboración de un colgante ornamental con garras de águila de época neandertal, con 39.000 años de antigüedad. Este uso de las garras de águila como adornos podría haberse transmitido culturalmente de los neandertales a los humanos modernos.
Los denisovanos siguen siendo un misterio para los científicos por los escasos restos fósiles encontrados de esta población humana que vivió en Siberia y Asia oriental hace más de 50.000 años. Un equipo de científicos, con participación española, proporciona ahora la reconstrucción del aspecto físico de estos homínidos gracias a un novedoso método a partir del análisis genómico de la falange de un meñique.
Este año se han cumplido 110 años desde el descubrimiento de la presencia de restos prehistóricos en el yacimiento neandertal Abric Romaní (Capellades, Barcelona) y 36 desde que se reanudaron los trabajos programados en campaña anual. En esta campaña, los trabajos se han centrado en destapar el nivel R, de 60.000 años de antigüedad, donde se han podido documentar abundantes negativos de madera o moldes.
Una patología habitual en las personas que practican deportes acuáticos es la exóstosis, una dolencia que se localiza en el oído externo y se produce por la exposición continuada al agua y al viento. Un análisis de 77 fósiles humanos indica que esta dolencia, también conocida como oído de surfista, era común en los neandertales.
La reconstrucción y análisis de un cráneo fósil, hallado en una cueva griega, revela que los humanos modernos habitaron al sureste de Europa hace 210.000 años, lo que podría demostrar que la salida de África del Homo sapiens se produjo antes de lo que se pensaba. En el mismo yacimiento los científicos han encontrado también un cráneo neandertal de un individuo que vivió hace 170.000 años.
Antes de que los neandertales desaparecieran, hace unos 30.000 años, desarrollaron la llamada cultura chatelperroniense, caracterizada por la fabricación de cuchillos y puntas de lanza distintivos. En la península ibérica, hasta ahora solo se habían encontrado restos de chatelperroniense en los Pirineos y la costa cantábrica. Ahora un equipo de científicos ha hallado en la cueva Foradada en Calafell muestras de esta cultura que representan los restos encontrados más al sur de Europa.
La mayoría de las actividades domésticas paleolíticas se han desarrollado en torno al fuego. El análisis de sus restos muestra ahora no solo los materiales de combustión que se usaron, sino también la alta movilidad de los grupos neandertales que alguna vez se asentaron en el yacimiento de El Salt, en lo que hoy es Alicante.
En el sur de Siberia, en un valle en las montañas de Altái, se encuentra la cueva Denisova. Este lugar ha iluminado nuestra comprensión sobre los primeros homínidos que habitaron Asia. Un equipo de científicos ha refinado la datación de los restos de este yacimiento, en el que vivieron neandertales y denisovanos.
Un estudio internacional, con participación de las universidades de Granada, Sevilla y Córdoba, demuestra que el reemplazo de neandertales por parte de los humanos modernos en Iberia meridional se produjo 5.000 años antes de lo que se pensaba. Este trabajo revitaliza la idea del Estrecho de Gibraltar como ruta potencial de dispersión de los humanos modernos que salieron de África.
Un nuevo estudio revela que los humanos modernos no africanos que poseen fragmentos concretos de ADN neandertal tienen cabezas ligeramente menos redondas. Este hallazgo arroja luz sobre la evolución de la forma y la función cerebral actual.