Un equipo de investigación internacional, con participación española, ha reconstruido la forma del cerebro de los neandertales y lo ha comparado con la de los primeros Homo sapiens. Los resultados muestran que hubo diferencias en el tamaño de los cerebelos de ambas especies, lo que indica que los humanos modernos tenían mayor capacidad para procesar información que los neandertales. Esta pudo ser la causa que contribuyó a su misteriosa y rápida desaparición.
Un equipo de científicos españoles ha comparado las piezas dentales de homininos halladas en el yacimiento de la Cueva de Arago en Francia y el de la Sima de los Huesos en Atapuerca. Los resultados indican que los dientes tienen formas y tamaños muy diferentes, lo que sugiere que la hipótesis de una evolución lineal en un largo proceso de “neandertalización” no se sostiene en Europa. El origen de los neandertales pudo no estar en Europa.
Los grupos neandertales tuvieron unas culturas complejas y dinámicas que fueron cambiando a lo largo del tiempo y el espacio. También contaron con unas estrategias de explotación del territorio ajustadas a sus intereses y preferencias. El análisis de restos de fauna de tres fases de ocupación del yacimiento de Jarama VI en Guadalajara confirma que desarrollaron sus propias prioridades, así como la tecnología de conservación de los alimentos, en función de los recursos y la disponibilidad de animales.
Investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana participan en un trabajo que destaca la importancia de los Valles de los ríos Manzanares y Jarama en el estudio de la relación entre los grupos humanos anteriores a nuestra especie. Además, en estas localizaciones se encuentra una de las mayores concentraciones de restos de elefantes y mamuts de Europa.
En el yacimiento vizcaíno de Aranbaltza han aparecido dos objetos de madera –uno de ellos de unos 15 cm de longitud– que datan de hace unos 90.000 años y que fueron fabricados por los neandertales. Hasta ahora este tipo de herramientas anteriores a 40.000 años solo se habían recuperado en otro yacimiento de la península ibérica, pero los de Aranbaltza son los restos más antiguos.
A finales de 2017 la paleoantropóloga María Martinón Torres (Ourense, 1974) tomaba posesión como nueva directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana. Su antecesor, Alfredo González Torres, declaraba un año antes la evidente brecha de género que existía en esta institución, ya que tan solo el 22% del personal investigador eran mujeres. Martinón es miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca desde 1998 y ha participado en varios proyectos internacionales sobre la dentición en homínidos. En la actualidad analiza las piezas dentales del homínido más antiguo de Europa.
Hasta ahora poco se sabía sobre las interacciones de los primeros humanos modernos con los neandertales que vivieron justo antes de desaparecer. La secuenciación de los genomas de cinco de los últimos neandertales arroja ahora luz sobre su diversidad genética y revela que la población que se mezcló con nuestros ancestros surgió hace entre 150.000 y 90.000 años.
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana ha participado en el primer análisis morfológico de la dentina de los molares inferiores de la población del yacimiento de la Sima de los Huesos (Atapuerca, Burgos). Usando técnicas de morfometría geométrica 3D, los expertos han constatado las similitudes existentes entre estos pobladores y los neandertales.
Una nueva investigación sobre las estrategias de subsistencia de los neandertales demuestra el comportamiento complejo de esta especie, que hace ya entre 43.000 y 54.500 años practicaba la caza selectiva. Esto es lo que avala el estudio de casi 500 piezas dentales de caballos y ciervos de esta cronología hallados en el yacimiento Abric Romaní (Capellades, Barcelona) durante las excavaciones que cada verano realiza un equipo encabezado por miembros del IPHES.
Los neandertales poseían narices distintas a las de los humanos modernos por su forma y tamaño, pero su capacidad de adaptarse a climas fríos y secos no era tan diferente. Así lo demuestra la primera reconstrucción en 3D de la cavidad nasal interna de nuestros 'primos' ya extintos, que ha permitido comparar con simulaciones la dinámica de la respiración en ambas especies.