Somos lo que vemos y no podemos ser aquello que no vemos. De esta idea parte el documental ‘¿Por qué tan pocas? Tecnólogas y científicas españolas a la luz’ que muestra la importancia de las investigadoras pioneras, pero también de aquellas científicas más jóvenes y anónimas que sirven de modelo a las futuras generaciones. Entrevistamos a su directora, Carlota Coronado.
Un estudio muestra que el uso de lámparas de queroseno dispara la exposición a la contaminación del aire de las mujeres en Mozambique. La investigación, realizada en la región de Manhiça, revela cómo se respiran concentraciones de carbono negro mucho más elevadas que las que se dan en Europa.
La llaman la fotógrafa de la danza celular porque es una de las grandes expertas en criomicroscopía electrónica, que permite ver el interior de las células con una precisión impensable hasta hace unos años. Gracias a esta técnica estamos aprendiendo cómo nuestro ADN da instrucciones al cuerpo y cómo cada órgano y tejido interpreta solo la parte del manual que le corresponde.
Es profesora de la Universidad de Plymouth y ha publicado trabajos en álgebra, matemática física y geometría, pero sus logros van más allá de las pizarras: es cinturón negro en taekwondo, árbitro nacional y batería. Además, dedica mucha energía a pelear contra la discriminación de las minorías en la ciencia.
El Proyecto CHAI evalúa la relación entre presión arterial y partículas finas y el carbono negro en más de 5.500 personas de un área periurbana de India. Los resultados revelan que un aumento mínimo en la exposiciónse asocia con un 4 % más de prevalencia de hipertensión en las mujeres. Sin embargo, en los hombres las asociaciones fueron estadísticamente débiles.
El pelo gris femenino se ha identificado durante años con el descuido; sin embargo, ahora mujeres de todas las edades lucen sus mechones blancos. No es solo una moda estética, conlleva una evolución en los roles sociales y la aceptación de la propia imagen. Mientras sucede este cambio, equipos de investigación tratan de averiguar las causas últimas del encanecimiento y sus relaciones con la salud.
Científicos estadounidenses han analizado las huellas dactilares registradas en fragmentos de arcilla de 1.000 años de antigüedad realizados por la sociedad Puebloan al suroeste de EE UU y concluye que tanto hombres como mujeres se dedicaban a la alfarería, una actividad que se presumía femenina.
Cada publicación sobre si hay o no variaciones importantes en el cerebro de hombres y mujeres genera encendidas reacciones incluso entre la comunidad científica. Muchos alertan de que el área avanza lastrada por sesgos que inducen a ignorar las evidencias, a un mal diseño de los experimentos y a errores de interpretación, en un círculo vicioso que perpetúa los estereotipos.
Esta científica y escritora neoyorquina, además de experta en física de partículas y cosmología, es una celebridad. También, una pionera. Fue la primera mujer en ocupar la cátedra de Física Teórica de las universidades de Harvard y Princeton y la primera profesora titular en esta materia en el MIT. Ahora, vive con emoción grandes descubrimientos como la detección de las ondas gravitacionales. “Estamos justo al principio, es apasionante”, dice.
Lanzada hace poco más de un año por investigadoras estadounidenses, la base de datos Request a Woman Scientist tiene ya registradas más de 8.500 mujeres de 174 disciplinas científicas y 133 países, entre ellos España. Su finalidad es dar visibilidad al trabajo de las científicas y acabar con el predominio de las voces masculinas en las noticias, los paneles y las conferencias relacionadas con la ciencia.