Es profesora de la Universidad de Plymouth y ha publicado trabajos en álgebra, matemática física y geometría, pero sus logros van más allá de las pizarras: es cinturón negro en taekwondo, árbitro nacional y batería. Además, dedica mucha energía a pelear contra la discriminación de las minorías en la ciencia.
Marina Logares (Madrid, 1976), matemática, es una mujer pequeña y eléctrica, de pelo corto canoso, expresión divertida incluso cuando se concentra para buscar la palabra precisa (a menudo le salen en inglés, por costumbre) y unas manos que no paran quietas mientras habla, cosa que hace sin apenas parar para tomar aire. Decir algo inapropiado le preocupa lo suficiente como para mencionar esa inquietud en voz alta, pero no tanto como para que eso le haga titubear.
Después de doctorarse en la Universidad Autónoma de Madrid fue investigadora en el ICMAT, el Max Planck Institut für Mathematik de Bonn, el Mathematical Institute de la Universidad de Oxford y el Centro de Matemática do Porto. Actualmente es profesora en la Universidad de Plymouth (Reino Unido).
“Se pronuncia ‘Plimuth’, como con una ‘i’ normal –explica–. ¿Sabes que los españoles estuvieron a punto de conquistarlo, allá en su época imperial? Nos sería más fácil todo ahora, al menos con el idioma”, bromea. Eso le ha dado una perspectiva comparativa entre la universidad inglesa y la española, sobre todo en temas de igualdad e inclusividad.
Porque Logares es matemática pero también muchas otras cosas: es cinturón negro segundo DAN de taekwondo, árbitro en competiciones de combate, batería en varias bandas y activista por la inclusividad de la comunidad LGTB en la ciencia. Conoce y celebra la legislación inglesa que se orienta a erradicar cualquier tipo de discriminación y tiene claro que todos esos esfuerzos son indispensables: “Ser inclusivo no es algo que ocurra sin más, no sale gratis”.
Ayúdame a explicar cuál es tu área de investigación.
Yo me dedico a aprender sobre un objeto que es uno de los espacios geométricos más ricos que he podido encontrar. No conozco otra cosa que tenga más interrelaciones con otras áreas de las matemáticas, así que es fantástico. Es el espacio de moduli de fibrados de Higgs.
Esto, esto es lo que me tienes que explicar…
Básicamente es un espacio de soluciones de ecuaciones que vienen de la física y que a la vez describen cosas muy matemáticas, por ejemplo, cómo representar la topología de una variedad. La topología es la rama de las matemáticas que habla de la forma de las cosas y de los aspectos que no varían en ellas cuando se deforman. Por ejemplo, un blandiblú es moldeable y cambiante, ¿no? Para la topología hay distintos tipos de blandiblú, y si tú le haces un agujero ya es distinto de uno sin agujero, y con dos agujeros, más distinto aún, y así sucesivamente. Eso, el número de agujeros de nuestro blandiblú, es lo que se llama un invariante topológico, porque tú puedes deformar esos objetos pero el número de agujeros siempre se mantiene.
La matemática de la Universidad de Plymouth trabaja para hacer la ciencia más inclusiva. / Álvaro Muñoz Guzmán
Hasta aquí, entendido. Lo del blandiblú ayuda…
Esas representaciones geométricas están íntimamente unidas con ecuaciones muy importantes que describen fenómenos relacionados con el electromagnetismo. Resumiendo, yo me dedico a estudiar este espacio con técnicas de las matemáticas … ¡y al final me encuentro con que está todo relacionado con la física!
Parece un área interesante...
A mí me gusta porque me acerca a áreas en las que yo no soy experta y sobre las que ahora está preguntándose todo el mundo, como la teoría de cuerdas.
Una vez explicado esto, ¿cuántas veces te han preguntado para qué sirve lo que haces?
El caso es que yo también me lo pregunto. Si no, moralmente me siento mal. Al fin y al cabo, me están pagando por investigar. O sirve para algo o qué estamos haciendo aquí.
Te lo pregunto por el eterno debate en torno a la ciencia básica y su valor en sí misma: estamos aprendiendo cosas aunque no sepamos para qué son. Y eso en matemáticas, sobre todo en determinadas áreas, debe de ser un debate interno habitual.
En matemáticas nos lo preguntamos muchísimo, yo creo que todos tenemos días en los que nos importa más y otros menos. E incluso hay días en los que por la mañana estás a tope y piensas que sí, que hay que hacer algo que ayude al mundo, y luego por la tarde estás enfrascada en el problema, tienes que resolverlo y tú misma piensas que no sabes si algún día servirá de algo...
Yo creo que cualquier matemático es consciente de que lo que hace hoy en algún momento va a ser útil. A veces tienes la aplicación muy clara, en la punta de la lengua, y rápidamente la puedes explicar, y otras veces eres consciente de que no la tienes pero que dentro de unos años será útil, seguro.
Y la calidad de las matemáticas está relacionada con eso: cuando un teorema es bueno, cuando está explicando cosas profundas, probablemente en un futuro llevará a una nueva aplicación o abrirá puertas y caminos en un área que aún no conocemos. Lo bonito de la buena investigación matemática es que abre puertas a nuevas formas de pensar.
Y hablando de nuevas formas de pensar… Existe cierto debate sobre la necesidad (o no) de fomentar la inclusividad en la ciencia, por el impacto que tiene en los resultados contar todos los puntos de vista posibles, especialmente los de las minorías.
Yo creo que esto es muy sencillo: la inclusividad no ocurre sin más, no la consigues sin hacer nada, no te despiertas un día y tu universidad o tu centro de investigación son inclusivos. Eso hay que trabajarlo. ¿Cómo? Pues no es fácil, hay que encontrar la mejor forma.
El problema es que si la ciencia no se hace de manera inclusiva, eso afecta a los resultados científicos. Te pongo un ejemplo muy divertido: hay un documental sobre animales con comportamientos gais. Es antiguo, lo presenta un cómico en inglés. En un momento habla con un biólogo que es un señor muy religioso. Él tiene localizados varios ejemplos de comportamiento animal gay, los tiene estudiados como tal, pero ¡se niega a llamarlo gay!
Todos sus colegas sí lo llaman así pero a él le cuesta, se nota en la entrevista que el hombre habla de ello con dificultad… Y es complicado, porque uno puede tener unas creencias que chocan con la ciencia. Es un problema que se soluciona siendo inclusivo, incluyendo otros puntos de vista en la ciencia.
Marina Logares durante la entrevista con la colaboradora de SINC Rocío Pérez Benavente. / Álvaro Muñoz Guzmán
El problema, como tú dices, es cómo conseguir esa inclusividad.
Claro, aquí hay que plantearse cómo llevar a cabo políticas para que la ciencia sea inclusiva, diversa e igualitaria. En Inglaterra tienes comités de Equality, Diversity and Inclusion por todas partes, son muy importantes. También se ha implantado una directiva para no dar grants (becas) a equipos en los que no haya mujeres. Han decidido forzar las cosas en esa dirección. ¿Es esa la forma, estamos seguros de que es lo que mejor funciona? Aún no lo sabemos, pero no por ello vamos a dejar de hacer.
Dirías entonces que en Reino Unido se toman en serio la inclusividad…
¡Por lo menos lo están intentando! Después, que este tipo de políticas sean bienvenidas ya depende de cada universidad. Hay sitios donde se han creado comités donde realmente se persigue conseguir cambios. Yo estoy en el comité LGTB del staff de la Universidad de Plymouth, formado por profesores y personal de servicios, y ponemos en marcha iniciativas.
Cuéntame alguna de esas iniciativas.
Por ejemplo, hemos habilitado cuartos de baño gender neutral (de género neutro), porque tenemos una gran cantidad de alumnado y staff que es transexual y no es deseable que a nadie le apunten con el dedo cuando va al lavabo. Hemos hecho un mapa de esos baños gender neutral. Es súper sencillo, es gratis y ayuda un montón.
Como respuesta, vemos que hay estudiantes que eligen la universidad, que es algo que a nosotros nos importa mucho porque de eso depende el dinero que va a llegar, en función de si hay políticas inclusivas o no. Hasta ese punto llega la importancia de estas medidas, porque si el estudiante es LGTB, desde luego que lo va a valorar. Pero también lo va a tener en cuenta si pertenece a otra minoría, por ejemplo, racial.
De forma que no son solo las instituciones, también la sociedad y los alumnos están muy concienciados con la inclusividad… Peso no evita las tensiones internas.
Pues no, y menos en momentos de crisis. Esto es muy humano, y no solo humano, ojo: haces experimentos con monos y en un momento determinado hay menos bananas, la cosa se convierte en “a ver ahora cómo nos las repartimos” y el grupo en minoría es el que se queda fuera.
Nada que no hayamos visto aquí o en otros sitios últimamente.
Eso va a pasar siempre. Lo que hay que hacer es conseguir más bananas. Esa es la clave, no dejar a nadie sin bananas.
¿Tienen los científicos un papel especial en ese “conseguir más bananas” que sería intervenir en los debates públicos y políticos?
Mi opinión es la de una ciudadana que ve cosas, como los demás. Pero sí creo que para tratar ciertos temas los políticos tienen que informarse por expertos. Por su parte, los científicos tienen la responsabilidad de dar la información lo mejor y lo más claramente posible: “Esto es lo que sabemos y esto es lo que no sabemos”.