Un estudio filogenético comparativo arroja luz acerca de cómo estos dinosaurios evolucionaron hacia diferentes tamaños. En algunos de ellos, el crecimiento parecía no detenerse hasta estadios muy tardíos de la vida.
La Fundación BBVA ha galardonado a las estadounidenses Susan Alberts, Jeanne Altmann y Marlene Zuk, por poner de relieve la importancia evolutiva del comportamiento animal y “la necesidad de incorporar las interacciones sociales a los planes de conservación”, según el jurado de estos galardones en la categoría Ecología y Biología de la Conservación.
Científicos de un centro de investigación de Pekín (China) aportan nuevos datos que vinculan la forma de organización social de algunas especies con su longevidad. Entre los casi mil animales estudiados, se encuentran el elefante africano, el lémur de cola anillada o el murciélago de herradura.
Un equipo de investigación internacional, liderado por científicos españoles, encuentra una relación entre el momento de activación de decenas de genes en el embrión y cómo los ciclos vitales de los animales evolucionaron.
El estilo de vida subterráneo de estos grandes animales con forma de lombriz oscurece su historia evolutiva. Hasta ahora, había un vacío de 87 millones de años entre el fósil más reciente encontrado y el origen estimado de la especie, en las últimas etapas de Paleozoico. El hallazgo amplía el registro en 35 millones de años.
El anterior registro era de un millón de años de antigüedad y se extrajo de un hueso de un mamut. Este nuevo hallazgo, recogido en sedimentos de la Edad de Hielo en el norte de Groenlandia, abre un nuevo capítulo en la historia de la evolución, según sus descubridores.
Una extensa red de vasos sanguíneos conocida como rete mirabile (red maravillosa) ayuda a proteger el cerebro de las ballenas y delfines, protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia,, cuando nadan bajo las olas. De esta forma, se salvaguardan de los pulsos de presión sanguínea generados al sumergirse a gran profundidad.
Estos vertebrados tuvieron una explosión de diversificación en el pasado. Un estudio ha identificado los rasgos de las especies que evolucionaron más rápidamente, entre ellos: sus hábitos sociales, la dieta y la locomoción.
El vínculo entre las bacterias que habitan en nuestro intestino y los humanos es más fuerte de lo que se pensaba. El descubrimiento de hasta 60 cepas bacterianas diferentes estaría motivado por los desplazamientos que la humanidad ha llevado a cabo a lo largo de su evolución. Así, se demuestra que las personas poseen microbiotas específicas en función de dónde viven y su estilo de vida.