Un nuevo estudio, liderado por por científicos del EE UU y del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont, ha utilizado modelos computacionales para reconstruir el cráneo de una especie de gran simio, cuyos restos se encontraron en el vertedero de un municipio barcelonés. Este homínido basal, denominado Pierolapithecus catalaunicus, puede ser clave para comprender la evolución de los grandes simios y los humanos.
La evolución darwiniana de las plantas y animales es conocida, pero podría ser solo un caso muy especial de un fenómeno natural mucho más amplio. Maravillas similares ocurren con estrellas, planetas, minerales y otros sistemas complejos, donde si una configuración novedosa va bien y mejora su función, entonces evoluciona, según una nueva “ley de información funcional creciente”.
Científicos españoles e italianos acaban de presentar los restos más antiguos conocidos de esta primera forma de homínido de trazos plenamente humanos. Se trata del fragmento de una mandíbula infantil, hallado en el frío altiplano etíope, lo que explicaría la adaptación del Homo erectus a esas condiciones climáticas antes de dar el salto fuera de África.
Esta resina tan apreciada en joyería ya se importaba hace más de 5.000 años, un milenio antes de lo que se pensaba. Lo sugiere un trabajo científico llevado adelante por investigadoras de las universidades de Granada y Cambridge.
Datos procedentes de restos arqueológicos de Oriente Medio sugieren que las disputas a gran escala podrían haber coincidido con los primeros protoestados centralizados. Para saber más acerca de los conflictos de aquellas primeras sociedades, un estudio liderado por científicos de la Universidad de Barcelona analizó más de 3.500 esqueletos.
El escaso rastro de restos tempranos de los aviales, el grupo al que pertenecen todas las aves modernas, ha supuesto un escollo para la comprensión de estos animales que descendieron de los dinosaurios terópodos en el Jurásico tardío. Ahora, un estudio presenta una nueva especie, Fujianvenator prodigiosus, con una mezcla en su morfología de avianos, troodóntidos y dromaeosaurios.
Un nuevo método para deducir el tamaño de las poblaciones antiguas ha sacado a la luz un grave cuello de botella en la población humana, hace entre 930.000 y 813.000 años, que casi aniquiló la posibilidad de la humanidad tal y como la conocemos hoy en día.
Un equipo internacional ha creado el modelo 3D de una nueva especie de cetáceo arcaico, descubierta en la costa sur de Perú. Bautizado como Perucetus colossus, los autores calculan que su peso y tamaño pudo haber superado al de la ballena azul, hasta ahora considerada la criatura más pesada jamás registrada. Los hallazgos arrojan luz sobre la historia evolutiva de estas criaturas acuáticas.
Los ancestros de estos animales subterráneos sufrieron muchos cambios genómicos que posteriormente les facilitaría vivir en estos entornos. Así lo demuestra un estudio internacional, liderado por el Instituto de Biología Evolutiva. Los resultados revelan que los rasgos característicos de este tipo de especies, como la pérdida de la visión y de pigmentación, no está necesariamente ligado a la pérdida de genes.