En un cuarto de siglo (entre 1990 y 2014) las áreas boscosas de Cataluña han sufrido un descenso generalizado de su capacidad de capturar dióxido de carbono. Asimismo, el agua azul, la lluvia que no aprovechan las plantas y llega a los ríos y acuíferos, se ha reducido hasta un 29 %.
Las medidas de confinamiento puestas en marcha por gobiernos de todo el mundo han tenido un efecto global positivo: una reducción de 17 millones de toneladas de CO2 diarias respecto a las 100 que emitíamos el año pasado. Así lo recoge un estudio internacional publicado en la revista Nature Climate Change.
Tras estudiar el cauce seco del río Fluviá, unos científicos se dieron cuenta de que liberaba grandes cantidades de CO2. Para confirmar si este fenómeno se producía en otros ecosistemas de agua dulce al secarse, nació un proyecto con 24 equipos de todo el mundo. Según los investigadores, estas emisiones supondrían un aumento de las estimaciones globales actuales.
El agua se divide en hidrógeno y oxígeno mediante electrolisis, pero si además se añade CO2 a la mezcla se pueden generar compuestos para fabricar textiles, pañales y hasta bebidas espirituosas. Científicos norteamericanos, liderados por un español, han desarrollado un catalizador que acelera esta reacción, a la vez que retira un gas de efecto invernadero.
Un equipo internacional de investigadores, con participación de la Universidad de Granada, ha utilizado técnicas de big data para seleccionar un material óptimo para la captura de CO2 a partir de una biblioteca virtual de más de 300.000 materiales metalorgánicos. El resultado es un 'adsorbaforo' formado por dos anillos aromáticos capaz de encapsular una molécula de CO2 como si fuera un sándwich.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos han logrado mejorar las propiedades de los materiales que recubren las tuberías de las centrales térmicas, lo que ayuda a reducir sus emisiones de CO2. También han demostrado que no es necesario utilizar materiales más costosos si se usan temperaturas más elevadas.
Un equipo de científicos del CSIC confirma la alta concentración de CO2 de origen humano en masas de agua intercambiadas en el estrecho de Gibraltar. El estudio revela que el océano Atlántico es muy vulnerable a la acidificación y que algunas masas de agua del Mediterráneo acumulan altos niveles de dióxido de carbono.
A pesar de una disminución en el consumo de carbón, las emisiones globales de dióxido de carbono en 2019 aumentarán al menos un 0,6 % respecto al año anterior, según los resultados del Proyecto Global de Carbono presentado esta mañana en la cumbre climática de Madrid, COP25. La razón es el crecimiento del consumo de gas natural y petróleo.
Chile estaba preparado para albergar la cumbre del clima y mostrar al mundo el desarrollo de su economía verde, pero el estallido de las protestas sociales ha hecho patente una realidad socioambiental que dista de ser sostenible.
Las zonas de sacrificio están rodeadas de fábricas e industrias contaminantes. / ©EFE/Alberto Valdés