Tras estudiar el cauce seco del río Fluviá, unos científicos se dieron cuenta de que liberaba grandes cantidades de CO2. Para confirmar si este fenómeno se producía en otros ecosistemas de agua dulce al secarse, nació un proyecto con 24 equipos de todo el mundo. Según los investigadores, estas emisiones supondrían un aumento de las estimaciones globales actuales.
Hace décadas que la ciencia empezó a entender el papel capital de los ecosistemas en la regulación de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Las piezas de este gran rompecabezas todavía no encajan del todo y, de vez en cuando, se encuentran nuevas piezas para encajar.
Un proyecto internacional liderado por científicos del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), la Universidad de Barcelona (UB), y el Centro Helmholtz de Investigación Ambiental en Alemania (UFZ) acaba de anunciar un hallazgo sorprendente: los ríos, lagos y embalses emiten grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera cuando se secan. Los resultados se han publicado en la revista Nature Communications.
“Todo comenzó en 2012, durante una campaña de medidas en el río Fluviá”, afirma Biel Obrador, del departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB. Junto con Rafa Marcé (ICRA) y Daniel von Schiller (UB), estudiaban la liberación de gases de efecto invernadero en pequeñas represas de este río.
“Era verano y partes del cauce del río estaban secas. Por curiosidad, decidimos hacer algunas medidas también en esas zonas”, explica Marcé. “Los resultados nos sorprendieron; esperábamos una actividad biológica limitada por la falta de agua en estas zonas, pero liberaban cantidades ingentes de dióxido de carbono”, continúa.
Los científicos se preguntaron si esto podría ser así también en otros ecosistemas del mundo y si estaban pasando por alto una pieza importante para entender la regulación del dióxido de carbono atmosférico por parte de los ecosistemas.
Para responder a esta pregunta, decidieron comunicar su descubrimiento a investigadores de todo el mundo para organizar un programa de medida de emisiones en cauces secos a escala global. “A menudo los investigadores somos reacios a compartir ideas sobre proyectos futuros porque la competencia en el mundo de la investigación es muy alta y eso te empuja al secretismo”, cuenta Marcé.
En este caso lo vieron claro. “Nadie tenía datos sobre emisiones de CO2 en sedimentos secos, así que si queríamos saber si tenían alcance global teníamos que compartir la idea con todo el mundo que quisiera colaborar”. Así nació la red DryFlux.
“Utilizamos nuestros contactos internacionales para convencer a equipos de investigación para hacer medidas de emisiones de dióxido de carbono en cauces secos de ríos, lagos, y embalses utilizando un protocolo común con las dosis justas de complejidad para que todos lo pudieran replicar”, señala Núria Catalán, ahora en el Servicio Geológico de los Estados Unidos y que lideró la redacción del protocolo.
La respuesta superó las expectativas. Un total de 24 equipos de investigación de todo el mundo decidieron participar, aportando medidas de ecosistemas en todos los continentes, excepto la Antártida.
“Nos sorprendió esta respuesta tan positiva, porque aunque la metodología y el equipamiento eran relativamente asequibles para un equipo de investigación, participar en trabajos de campo tiene unos costes sustanciales, y cada equipo tenía que hacerse cargo de los suyos, nosotros no teníamos los recursos para cubrir todos esos gastos”, dice Daniel von Schiller.
Los datos que se obtuvieron fueron analizados por Philipp Keller, investigador doctoral del departamento de Investigación de Lagos del UFZ y primer autor del estudio. “Hemos encontrado importantes emisiones de dióxido de carbono procedentes de zonas secas de los ecosistemas de agua dulce en todas las zonas climáticas”, afirma Keller, que confirma que se trata de un fenómeno global.
“Si se tienen en cuenta estas emisiones en las estimaciones globales actuales para las aguas dulces, sus emisiones aumentan un 6 %”, añade. Pero, ¿qué mecanismos son los responsables de la liberación de dióxido de carbono en sedimentos secos?
“Procesos de respiración de microorganismos”, apunta Keller. “Aún no entendemos completamente los mecanismos biológicos que hay detrás, pero está claro que a más humedad, temperatura y materia orgánica, más dióxido de carbono se libera”.
A partir de los resultados del estudio, los investigadores concluyeron que los factores responsables de la liberación de CO2 son esencialmente los mismos en todo el mundo. “Es sorprendente que los sedimentos de un río seco en la montaña o una laguna salada en medio de una llanura desértica respondan de la misma manera a factores ambientales como la humedad o la temperatura, sugiere la presencia de microorganismos capaces de adaptarse a condiciones extraordinariamente diversas y en algunos casos durísimas”, explica Catalán.
Sin embargo, para los científicos el estudio demuestra que todavía faltan muchas piezas para entender del todo el ciclo del dióxido de carbono a escala planetaria. “Hay muchos pequeños engranajes que deben entenderse si queremos predecir cómo los ecosistemas responderán al actual incremento de dióxido de carbono en la atmósfera”, declara Biel Obrador, que espera que el trabajo ayude a incluir las áreas secas de los ecosistemas de agua dulce en futuros cálculos.
“Con la progresión del cambio climático y los impactos humanos, las aguas dulces se secarán cada vez más frecuentemente en grandes regiones del planeta, y algunas de ellas para siempre, como el Mar de Aral, en Asia central. Por tanto, las emisiones desde cauces secos no harán más que aumentar”, concluye.
Referencia:
S. Keller, et al (2020). “Global CO2 emissions from dry inland waters share common drivers across ecosystems”. Nature Communications https://www.nature.com/articles/s41467-020-15929-y