Un nuevo estudio muestra por primera vez la influencia del flujo de iones en la supervivencia de algunas bacterias frente a un tipo de antibióticos. Los resultados aportan una nueva visión para el estudio de nuevos fármacos o incluso aumentar la efectividad de los que actualmente se utilizan.
Científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad de Maryland Baltimore County han descrito un nuevo método capaz de originar resistencia a fármacos antibacterianos sintéticos mucho antes de su invención y en ausencia de sustancias análogas naturales que favorezcan la aparición de genes de resistencia. El estudio ha establecido que los genes de resistencia a sulfamidas aparecieron hace millones de años, a partir de una mutación en el gen diana de este fármaco.
Un estudio internacional, liderado por investigadores españoles, ha encontrado un nuevo mecanismo metabólico en bacterias. Es la primera evidencia de que algunos de estos microorganismos, que viven en ambientes carentes de luz y oxígeno, utilizan mecanismos metabólicos que se pensaba que eran exclusivos de los organismos que realizan la fotosíntesis. El hallazgo puede ayudar a combatir las resistencias bacterianas a los antibióticos.
La resistencia a antibióticos es considerada una de las mayores amenazas para la salud y no solo afecta al ser humano. Una investigación internacional en la que participa la Universidad Complutense de Madrid ha recorrido más de 350 granjas de pollos y cerdos de nueve países de la Unión Europea y ha identificado, utilizando herramientas genómicas, 407 genes de resistencia a antibióticos en los más de 9.000 animales analizados.
Un nuevo estudio ha examinado las tendencias sobre el uso de antibióticos en 76 países entre 2000 y 2015. Los resultados revelan que las dosis diarias se incrementaron en un 65% y que la tasa de consumo aumentó un 39%, especialmente en los países de ingresos medianos y bajos. España posee la tasa de uso per cápita más alta de cualquier país de altos ingresos y la tercera más alta en general. Los expertos prevén que el empleo de antibióticos pueda crecer hasta un 200% en 2030.
Un fragmento del péptido crotalidicina, procedente del veneno de una serpiente de cascabel de América del Sur, puede matar bacterias sin afectar a las células sanas. Así se desprende de un trabajo sobre cepas de bacterias que causan infecciones graves en los hospitales.
Un equipo científico del centro de investigación biomédica Navarrabiomed ha logrado caracterizar el sistema sensorial que las bacterias utilizan entre otras cosas para multiplicarse en el cuerpo humano y causar infección. El avance permite comprender mejor cómo las bacterias se adaptan a las diferentes condiciones ambientales y posibilitará el desarrollo de antibióticos más específicos y eficaces.
Investigadores de la Universidad de Sevilla, junto con el Hospital Universitario Virgen Macarena y el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS), han demostrado que infecciones hasta ahora resistentes a los antibióticos pueden volver a curarse si se suprimen los genes responsables de reparar el ADN. Para ello, han experimentado en ratones cómo actúa el microbio E. coli ante los efectos de medicamentos tras modificar su información genética.
Un equipo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha diseñado nuevas moléculas capaces de fulminar la resistencia a los antibióticos convencionales. El trabajo se ha llevado a cabo con una de las bacterias más mortíferas: Staphylococcus aureus.
Con sus superpoderes podrían barrer a cualquier héroe de Marvel. Se sienten cómodas en los ambientes más inhóspitos del planeta y son capaces de alimentarse de una manzana, de plástico o de uranio. Cada poco tiempo, los microbiólogos descubren nuevas especies con sorprendentes capacidades. Son responsables de muchas enfermedades, pero también de gran parte de los flujos de carbono, oxígeno y nitrógeno en nuestro planeta y, por tanto, de la vida tal y como la conocemos.