Un estudio advierte que el número de glaciares que desaparecen cada año llegará a un máximo de entre 2 000 y 4 000 anuales debido al calentamiento global. Según los autores, si se limita el calentamiento a 1,5 ºC por encima de los niveles preindustriales, se podría conservar más del doble de glaciares que si se llega a un aumento de 2,7 ºC.
La flexibilidad en lo que comen estos animales hace que su rol ecológico pueda variar, lo que ayudaría a mejorar la capacidad de los ecosistemas de resistir y adaptarse a los grandes perturbaciones en el clima.
Los países reunidos en la COP30 en Belém (Brasil) aprobaron por consenso un documento final para afrontar el cambio climático. El texto no menciona en ningún momento los combustibles fósiles, pese a las demandas de la Unión Europea y otros estados por incluir una hoja de ruta para abandonarlos.
Las comunidades nativas apenas contribuyen al cambio climático, pero lo sufren en mayor medida. Se les llama guardianes de la biodiversidad porque protegen y gestionan gran parte de la naturaleza terrestre. Hasta ahora no se les ha dado voz en las mesas del clima. La COP30 que se celebra en Belém, en la Amazonia brasileña, pretende ser un cambio de rumbo.
En plena celebración de la Cumbre del Clima COP30 en Brasil, Margarita Mediavilla Pascual, científica de la Universidad de Valladolid, advierte de que la transición hacia energías renovables no es solo un desafío tecnológico, sino también material y social.
Como en otras cumbres climáticas, aunque en esta de manera más evidente al celebrarse en Brasil, el evento es el reflejo de las contradicciones del mundo en el que vivimos.
El mundo de hoy no es el futuro de coches voladores y robots sirvientes que se imaginaba en el siglo pasado, y la visión actual de lo que el progreso debe traernos ha cambiado. Lo que esperamos de la ciencia para las próximas décadas es que encuentren soluciones contra el cambio climático y otras amenazas que ponen en riesgo nuestra supervivencia y la del planeta.
Este experto en polución atmosférica advierte que el ozono y el exceso de nitrógeno no solo dañan la salud humana: también reducen la fotosíntesis, alteran la composición de los ecosistemas y favorecen especies invasoras, lo que aumenta el riesgo de incendios en un escenario de sequías y cambio climático.
La OMS y sus socios internacionales reclaman situar la protección de la salud en el centro de la acción climática, ante la evidencia de que la dependencia de los combustibles fósiles y la falta de adaptación a un planeta más cálido tiene consecuencias devastadoras.