Investigadores españoles han cartografiado y evaluado económicamente las reservas de carbono azul y el CO2 secuestrado por los sebadales de las Islas Canarias. Los resultados apuntan a que sus existencias están en descenso y que, si se sigue la tendencia actual, el coste en daños futuros se estima en 126 millones de euros.
El sebadal es la denominación que se le da en Canarias a las praderas submarinas formadas por la especie vegetal Cymodocea nodosa, elemento clave para mitigar el cambio climático. En los últimos 20 años, se han perdido aproximadamente el 50 % de estos sebadales, aunque, a pesar del dramático descenso, el 11 % del carbono total almacenado por esta especie en España se encuentra en las Islas Canarias.
Estas praderas tienen gran relevancia ecológica y económica para el archipiélago debido a los diversos servicios que ofrecen como, por ejemplo, el secuestro de CO2, la purificación del agua y el soporte para la biodiversidad marina. Además, son el hábitat de especies de peces comerciales de gran interés gastronómico en Canarias como “la vieja”, cuya supervivencia y crianza depende de estas plantas marinas.
El trabajo, publicado en la revista científica Science of the Total Environment, demuestra el descenso de los sebadales canarios y su capacidad de almacenamiento de carbono y regulación climática, además de estimar los impactos económicos que podría provocar su desaparición.
Si se mantienen las tendencias actuales, las pérdidas podrían llegar a los 126 millones de euros en daños futuros (el 0,32 % del PIB actual de Canarias) en 2050 debido a una posible emisión de 1,43 megatoneladas de CO2, que actualmente están contenidas en estas praderas y que “equivaldrían a lo que emiten 572.000 coches en un año, el 32% del parque automovilístico canario”, explica Miriam Montero, de la Universidad Rey Juan Carlos, institución que lidera el estudio junto con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Por el contrario, si se mantiene estable la extensión de los sebadales, se podrían secuestrar 0,75 megatoneladas en estos próximos años hasta 2050, lo que supondría un ahorro de 73 millones de euros en daños futuros.
“Este estudio identifica las áreas y presiones ambientales sobre las que es necesario actuar, y estudia futuros escenarios de gestión, dando una razón científica y económica para la conservación de los pastos marinos”, señala Montero.
La creación de una “cartografía” de carbono azul almacenado por la Cymodocea nodosa es novedosa, puesto que en la actualidad los mapas de carbono azul son escasos y normalmente centrados en otras especies de “praderas marinas”, como pueden ser aquellas del género Posidonia, o en aquellos pastos marinos intermareales poco profundos, que son aquellos que se encuentran a menos de 10 metros de la superficie.
Tendencias pasadas, presentes y futuras de los sebadales en Canarias. / URJC
Sin embargo, la Cymodocea nodosa en Canarias es una pradera de tipo oportunista y de aguas más profundas por lo que se ha estudiado menos. Este trabajo abre las puertas a un ámbito apenas explorado, evaluando el almacenamiento de CO2 de la Cymodocea nodosa utilizando datos locales reales de todo el archipiélago canario, además de mapas de distribución de alta resolución espacial de estas praderas marinas.
“Nuestra metodología genera evidencias científicas para poner en valor el ecosistema creado por la Cymodocea nodosa y poder tenerlo en cuenta en la toma de decisiones y en su gestión”, concluye la científica.
Este estudio forma parte de los esfuerzos que se están llevando a cabo desde España como parte del proyecto europeo MOVE-ON Project para la cartografía y evaluación de los servicios ecosistémicos en regiones ultraperiféricas y territorios de ultramar de la UE.
Referencia:
Miriam Montero-Hidalgo et al. Mapping and assessing seagrass meadows changes and blue carbon under past, current, and future scenarios, Science of The Total Environment (2023)