Los burros asilvestrados pueden llegar a ser un problema para los herbívoros silvestres, ya que son capaces de establecer poblaciones grandes y consumir cantidades nada despreciables de forraje. Sin embargo, burros, vicuñas y guanacos comparten vastos territorios desérticos del norte de Chile sin competir aparentemente por el alimento, ya que seleccionan hábitats diferentes a pequeña escala, según un estudio en el que participa la Universidad Autónoma de Madrid.
La introducción de nuevas especies en los ecosistemas puede generar efectos en cascada sobre las especies silvestres, siendo este problema potencialmente grave cuando las especies afectadas están amenazadas y en situaciones de estrés como las existentes en ecosistemas desérticos. En ellos, los burros asilvestrados pueden llegar a ser un problema para los herbívoros silvestres, ya que son capaces de establecer poblaciones grandes y consumir cantidades nada despreciables de forraje.
Esta posibilidad, junto con las bajas densidades de guanacos y vicuñas existentes en el desierto interior de Tarapacá, motivaron el desarrollo de un estudio del Grupo de Investigación en Ecología y Gestión de Ecosistemas Terrestres del departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid en colaboración de investigadores de la Universidad de Chile centrado en el muestreo y descripción del hábitat utilizado por los ungulados entre los 2.500 y los 5.000 metros de altitud.
El trabajo de campo se realizó desde un vehículo a lo largo de unos 1.250 km de pistas y tanto en la estación seca como en la de lluvias del altiplano, encontrándose una densidad de burros nada despreciable para una zona tan árida (0,13 burros/km recorrido). De hecho, aunque la densidad de vicuñas triplica a la de burros, el cálculo de la demanda alimenticia de los burros muestra que éstos deben ingerir más de vez y media el volumen de materia vegetal consumido por aquellas.
Por otra parte, los guanacos son mucho menos abundantes, y su ingesta debe representar apenas el 5% frente a la de los burros. Esta demanda nutricional, junto con la coincidencia del burro y la vicuña en el rango altitudinal 3.700-4.400m y con el guanaco en el 3.000-4.300m indican el potencial de competencia que existe entre la especie introducida y las autóctonas.
Cada uno en su casa
El análisis de selección de hábitat local mostró que las tres especies se segregan significativamente a escala de paisaje. “El burro se alimenta principalmente en zonas de ladera y busca lugares con gran cobertura de arbustos altos, mientras que guanacos y vicuñas prefieren sitios con plantas herbáceas. Entre estas dos especies, los guanacos aparecen mayoritariamente en lugares altos con gran visibilidad, y las vicuñas seleccionan zonas muy llanas con baja cobertura de vegetación, ya sean pajonales o “bofedales” (prados húmedos en torno a surgencias de agua, lagunas y arroyos del altiplano)”, explican los investigadores.
Además, se comprobó que ninguno de los camélidos silvestres altera su selección de hábitat en áreas en que está presente el burro, y en el caso de la vicuña se constató que la tasa reproductiva no disminuye por dicha presencia (del guanaco no se obtuvieron datos suficientes para testar esta hipótesis).
Con esta información, se concluye que el efecto actual de las poblaciones asilvestradas de burro sobre guanacos y vicuñas de esa zona de desierto debe ser pequeño, no siendo recomendable iniciar el control de las poblaciones de burro si no se detectan otros efectos negativos sobre aquellos.
Referencia Bibliográfica:
Malo, J.E.; González, B.A.; Mata, C.; Vielma, A.; Donoso, D.S.; Fuentes, N. & Estades, C.F.. “Low habitat overlap at landscape scale between wild camelids and feral donkeys in the Chilean desert.” Acta Oecologica Doi: 10.1016/j.actao.2015.11.002
Solo para medios:
Si eres periodista y quieres el contacto con los investigadores, regístrate en SINC como periodista.