La búsqueda de soluciones para la COVID-19 se ha convertido en el primer objetivo de decenas de grupos de investigación. Varios de ellos trabajan ya con anticuerpos de camélidos, cuya estructura, tamaño y estabilidad permitirán desarrollar tratamientos y vacunas contra la infección.
La naturaleza a menudo ofrece soluciones ante problemas médicos no resueltos. En este caso, la respuesta a un reto oncológico proviene del sistema inmunitario de los camélidos. Una nueva investigación detalla unas herramientas terapéuticas con capacidad para bloquear la acción de EGF, un factor de crecimiento descontrolado en las células tumorales.
Los camélidos son animales robustos, longevos y prósperos. 2018 será su año, pero llevan mucho más tiempo abasteciendo a la humanidad de alimento, abrigo y transporte; y aun hoy son el procipal medio de subsistencia de millones de personas en 90 países. Y no solo existen los camellos y los dromedarios; también llamas, alpacas, guanacos y vicuñas.
Los burros asilvestrados pueden llegar a ser un problema para los herbívoros silvestres, ya que son capaces de establecer poblaciones grandes y consumir cantidades nada despreciables de forraje. Sin embargo, burros, vicuñas y guanacos comparten vastos territorios desérticos del norte de Chile sin competir aparentemente por el alimento, ya que seleccionan hábitats diferentes a pequeña escala, según un estudio en el que participa la Universidad Autónoma de Madrid.