A menos de un mes de la celebración en París de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio Climático, el Worldwatch Institute ha publicado su informe anual La situación del Mundo 2015: Un mundo frágil. La escasez de recursos agrícolas, el fracking, las migraciones para adaptarse al clima y el crecimiento económico desmedido son cuestiones abordadas por esta publicación, que codirige el investigador Gary T. Gardner.
Ocho grandes amenazas a la sostenibilidad son las que ha destacado el Worldwatch Institute en su último informe –considerado uno de los tres principales think tank sobre medioambiente–. Según Gary Gadner, codirector de este trabajo, en él se desenmascaran “problemas ocultos” de la crisis ecológica global.
Las amenazas tratan temas tan diversos como las migraciones humanas por problemas ambientales, la dependencia creciente de productos importados, hasta la disponibilidad de energía y la degradación de los océanos. “Hay muchas cuestiones en el mundo de la sostenibilidad que merece la pena subrayar. Pero en los últimos años lo hemos enfocado en aquellos que más relevancia tienen por su urgencia”, declara a Sinc Gadner.
Según las estimaciones actuales, para no superar el límite de 2 ºC de aumento de la temperatura global media, el 80% de las reservas de combustibles fósiles deberían permanecer en el subsuelo y no llegar a quemarse. Pero eso no es todo. En materia de recursos agrícolas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que la demanda de este tipo de productos se incrementará en torno al 60% respecto al período 2005-2007.
Agua, producción de carne y sostenibilidad
El Quinto Informe de Evaluación de 2014 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) señalaba que el rendimiento de los cultivos podría descender entre un 0,2% y un 2% por década hasta finales de siglo, mientras que la demanda se incrementará un 14% cada década.
“Hay que proteger las tierras agrícolas –explica el investigador–. Mantener unas líneas alrededor de las ciudades para que no crezcan más allá de unos límites. También hay que plantear que se puede disminuir el consumo de carne, limitarlo es una forma de ahorrar muchos cereales y agua”.
Otro estudio, publicado en 2014 en la revista Environmental Research Letters, comparó los cambios de dieta que habría que hacer para cumplir con las directrices establecidas por la Organización Mundial de la Salud y reveló que la huella hídrica asociada podría disminuir entre un 15% y un 41%, alcanzándose los valores más elevados en los países industrializados –en estas zonas una dieta vegetariana reduciría el consumo de agua un 36% de media–
La escasez hídrica es ya un problema en países como China, el norte de África y Oriente Medio. Sin embargo, en todos los continentes se están perdiendo o degradando suelos agrícolas y el cambio climático elevará un 40% el porcentaje de la población mundial que vive en condiciones de escasez absoluta de agua, según el informe.
“El libro no tiene un vínculo directo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio Climático (COP21) que se celebra en París a finales de este mes, pero existe mucha relación entre los problemas de sostenibilidad y el cambio climático”, dice Gadner. “Una ética de bajo crecimiento de las economías –continúa– haría mucho para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Es algo que no van a considerar en París. Hay que ir más allá de lo que allí se va a hablar”, argumenta el investigador.
Capital natural y alternativas al crecimiento
La Evaluación de Ecosistemas del Milenio de Naciones Unidas de las Naciones Unidas apuntaba en 2005 que el 60% de los ecosistemas evaluados estaban siendo degradados o utilizados de forma insostenible. El estudio asegura que los costes del crecimiento económico “proceden del creciente flujo de materiales y energía utilizados para mantener dicho desarrollo".
“Lo interesante para mí es utilizar la inteligencia humana y buscar alternativas. En muchos países, por ejemplo, existen ya iniciativas para compartir automóviles y alquilar un vehículo por una hora si se necesita. De esa manera uno puede tener el servicio de un coche sin ser propio. Ideas como esa, donde podemos centralizar los servicios que mucha gente demanda, y no los bienes, pueden rebajar la demanda de recursos”, añade el científico.
En el lado contrario está el escándalo de emisiones de Volkswagen. “Esta compañía va sufrir en el mercado y otras empresas van a darse cuenta de que no merece la pena hacer ese tipo de trucos. Lo van a notar tanto en las multas como en el impacto en ventas”, subraya Gadner.
Para el experto, se necesitan nuevas tecnologías que puedan enfatizar la eficiencia. “Podrían reducir a la mitad la energía que se consume”. También la política tiene que cambiar desde su punto de vista, ya que ahora las compañías ganan dinero por vender energía y también deberían tener la oportunidad de ganar dinero por la conservación. “Es un tipo de política que tiene que cambiar”, concluye.