Fernando Cuetos, en su despacho de la Universidad de Oviedo. Fotografía: FICYT.
El envejecimiento prematuro ya tiene tratamiento. El hallazgo, con sede compartida entre España y Francia, permite comprender uno de los mecanismos del envejecimiento y ofrece una esperanza a los enfermos de progeria. Se trata de niños y jóvenes que a los 15 o 20 años han envejecido tanto que, hasta ahora, no podían soñar con superar esta edad. De momento, los resultados han permitido alargar un 80% la vida de ratones con progeria, y el salto de los fármacos al ser humano es más corto que en otras ocasiones: muchos de los enfermos europeos participarán en el inminente estudio clínico que probará en Francia el tratamiento.
Algunos de los investigadores de la Universidad de Oviedo que firman el artículo. De derecha a izquierda, José María Pérez Freije, Ignacio Varela, María Fernández Suárez y Alejandro Piñeiro Ugalde. Están en uno de los laboratorios del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo. Foto: L. A.
Investigadores de la Universidad de Oviedo dirigidos por el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular Carlos López-Otín han descubierto el primer tratamiento contra enfermedades de envejecimiento prematuro. El trabajo, en el que han colaborado científicos de la Universidad de Marsella, ocupará la portada del próximo número de Nature Medicine, una de las revistas biosanitarias más prestigiosas a escala internacional. El artículo está disponible a partir de hoy en la edición digital de la revista.
El mayor poder puede encerrarse en las cantidades más pequeñas. De la misma forma en que pequeñísimas concentraciones de una sustancia pueden acabar con la vida de una persona, hay otras que son imprescindibles para mantener la salud y curar numerosas enfermedades: son los elementos traza. Y las técnicas “detectivescas” que ha trabajado el grupo de Espectrometría Analítica y de Masas de la Universidad de Oviedo para rastrear estos esquivos elementos también les permite contribuir al desarrollo de nuevos tratamientos contra varias enfermedades, entre ellas la diabetes.
La desinfección, aunque evita riesgos sanitarios, tiene desventajas. Los procesos térmicos a los que se somete la leche antes de comercializarla eliminan microorganismos que pueden originar enfermedades, pero también acaban con las bacterias beneficiosas. Para contribuir a compensar la muerte de los habitantes de la leche y conocer los efectos de nuevas bacterias beneficiosas que aún no están en el mercado, el Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA-CSIC) desarrolla varios proyectos científicos.
Bacterias de la especie Bifidobacterium animalis observadas al microscopio electrónico (el tamaño de la barra es de 5 micras). Fotografía cedida por el grupo de Probióticos, Prebióticos y Exopolisacáridos del IPLA-CSIC.
Los kilos “pesan” más en verano. Las dietas florecen en esta época del año, y cada kiosco vende en sus portadas remedios milagrosos. Pero esta urgencia colectiva ignora los resultados de la investigación nutricional. Ángeles Menéndez Patterson, investigadora y Catedrática de Fisiología de la Universidad de Oviedo, desaconseja los corsés nutricionales y recuerda que el organismo adquiere a través de una dieta equilibrada compuestos que protegen del envejecimiento, de numerosas enfermedades y aumentan la esperanza de vida.
El ozono (O3) es vital para la vida en la tierra. Pero este compuesto, que desde la estratosfera protege la vida de los rayos ultravioleta, es tan vulnerable como agresivo, y puede ser letal para los organismos si alcanza ciertos niveles en la capa más baja de la atmósfera. Precisamente, la peligrosidad que le confiere su alta capacidad de oxidación es también su principal ventaja: el ozono elimina bacterias, hongos y malos olores. Investigadores de la Universidad de Oviedo están probando un nuevo sistema para producirlo en mayores cantidades de las que se consiguen con la tecnología vigente.