Un trabajo de genética forense ha comparado el ADN extraído de un mechón de cabello del líder nativoamericano Toro Sentado, asesinado en 1890, con el de su supuesto descendiente vivo más cercano. La técnica, que ratifica por primera vez una relación familiar entre personas vivas e históricas, demuestra que el jefe sioux fue su bisabuelo.
Un estudio en ratones confirma que las hormonas del estrés suprimen el crecimiento del cabello a través de la regulación de las células madre del folículo piloso. Los resultados apuntan cómo se podría revertir este mecanismo.
Investigadores de la Universidad de Harvard han resuelto un enigma biológico: cómo el estrés provoca el encanecimiento del cabello. El estudio, realizado en roedores, desvela la relación entre el sistema nervioso y las células madre que regeneran el pigmento del folículo piloso.
Al contrario de lo que pueda parecer, el cabello fino se rompe con menos facilidad que el grueso, según una investigación de la Universidad de California. Sus resultados muestran que la diferencia se debe a su mecanismo de rotura.
En los seres humanos es común tomar muestras de cabello para detectar el consumo de drogas o fármacos, pero este tipo de análisis no es tan frecuente en los animales. Un nuevo estudio ha logrado confirmar la presencia de la hormona del estrés, el cortisol, en muestras de pelo de mangostas comunes, protagonistas del #Cienciaalobestia, en Portugal.
Casi la mitad de los hombres y hasta el 10% de las mujeres sufre alopecia androgenética a lo largo de su vida. Aunque los remedios con evidencia científica se han multiplicado en los últimos años, los timos campan a sus anchas: carboxiterapia, ozonoterapia, bótox capilar, champús crecepelo o masajes revitalizadores del cabello solo sirven para tirar el dinero.
Determinadas variaciones en los genes asociados al pelo rojo aumentan la probabilidad de sufrir melanoma, el cáncer de piel responsable del 80% de las muertes. Así lo indica un estudio, publicado en Nature Communications, que revela cómo la carga de mutaciones puede ser comparable a dos décadas de exposición al sol.
El aspecto del cabello, la barba y las cejas depende de factores genéticos que hasta ahora no estaban bien definidos. Ahora, el análisis del genoma de 6.000 personas de Latinoamérica, con una rica diversidad genética, ha permitido identificar diez variaciones en su ADN que influyen en la forma, densidad y color del pelo. Entre ellas, han hallado el primer gen responsable de las canas y el culpable de que ambas cejas estén unidas.
No es una calvicie cualquiera: es la segunda forma más común de pérdida de cabello. La alopecia areata, como se denomina esta enfermedad autoinmune, provoca que hombres, mujeres y niños sufran repentinamente pérdidas capilares parciales e incluso totales. Aunque no produce otras alteraciones físicas, psicológicamente puede ser asoladora, hasta el punto que algunas personas prefieren no vivir a hacerlo sin pelo. Su única esperanza es la de una cura que aún no llega.