Un equipo liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid describe en este yacimiento de Cuenca el rastro producido por un dinosaurio de tipo carnívoro con dedos provistos de uñas afiladas y cuya huella izquierda muestra uno de sus dedos girados hacia atrás.
En el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), además de restos de plantas y animales fósiles, se están estudiando otros significativos registros del pasado remoto: los coprolitos. Estas heces fosilizadas, de gran abundancia y diversidad, revelan que los productores de ciertos de ellos eran depredadores de vertebrados, principalmente de peces, por lo que podían haber sido otros peces, cocodrilos, salamandras o incluso tortugas.
Hace 125 millones de años, el yacimiento de Las Hoyas en Cuenca fue testigo de la eclosión de un huevo del que salió un polluelo que murió al poco tiempo. Sus restos, que han quedado prácticamente completos, ha permitido a un equipo de investigación estudiar a una de las aves fósiles más pequeñas que se conocen: medía dos centímetros y pesaba tan solo 10 gramos. Su corta vida ha dado la oportunidad de analizar la estructura ósea y el desarrollo de las crías de pájaro que vivieron durante este periodo.
El estudio aerodinámico de Concornis lacustris y Eoalulavis hoyasi, dos pequeños pájaros del yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), indica que pudieron usar hace 126 millones de años un vuelo ondulado ‘a saltos’, típico de muchas especies modernas. Este hallazgo evidencia que las aves desarrollaron estrategias para mejorar su eficiencia de vuelo en una fase muy temprana de su evolución.
Las Hoyas tiene tras de sí una historia de película. En ese yacimiento conquense se halló el tiburón más pequeño del mundo, le dieron nombre a Pepito, el dinosaurio jorobado; se conservan desde larvas hasta peces de hace 125 millones de años y un sinfín de especies únicas que lo convierten en un laboratorio excepcional de la vida en la Tierra.
Los restos de un mamífero de hace 125 millones de años, encontrados en el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), han revelado las primeras pruebas evolutivas del pelaje en mamíferos. Esta imagen es una reconstrucción del mamífero Spinolestes, que, al igual que los modernos erizos, tiene una piel espinosa en su espalda como dispositivo de protección. / Óscar Sanisidro
Los restos de un mamífero de hace 125 millones de años, encontrados en el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), han revelado las primeras pruebas evolutivas del pelaje en mamíferos. Este hallazgo fósil, llamado Spinolestes, lucía una melena de pelos largos y la espalda cubierta por espinas finas, como los actuales erizos.
Jucaraseps grandipes es el nombre del nuevo género y especie de lagarto cretácico que ha publicado recientemente la revista Palaeontology. Se trata de un lagarto extinto diminuto, de unos 27 milímetros de longitud (sin contar la cola) y menos de un gramo de masa, cuyo esqueleto fósil articulado se encontró en el yacimiento de Las Hoyas, en Cuenca. El trabajo lo firman el investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) Arnau Bolet y la investigadora de la University College London (UCL) Susan E. Evans.
La última campaña de excavación en el yacimiento de Las Hoyas, concluida este verano, cierra un ciclo de estudio de uno de los ecosistemas fósiles más antiguos y mejor preservados del mundo. Así lo confirma el equipo de especialistas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad Complutense (UCM) que ha estado al frente de la investigación del yacimiento desde su descubrimiento, hace 25 años, en la Serranía de Cuenca. A partir de ahora los esfuerzos se dirigen a extrapolar el conocimiento de Las Hoyas a una escala global.