El debate sobre la muerte asistida ha regresado en forma de Proposición de Ley. Esta experta en bioética está acostumbrada a acompañar a pacientes al final de su vida y considera que la labor de los profesionales es la de informar a la sociedad para que esta conversación tenga lugar “desde la serenidad” y “evitando los reduccionismos”.
En 2011, un médico se hizo famoso por asegurar que sus compañeros fallecen con menos tratamientos agresivos, más tranquilos y con menos dolor que el resto de la gente. Tiempo después, los estudios le han quitado la razón. Morir es difícil para todos. Los especialistas claman por que la calidad de la muerte sea un valor social y por un refuerzo radical de los servicios de dependencia y cuidados paliativos.
En España, menos del 50 % de las personas que podrían recibir cuidados al final de la vida tiene acceso a ellos. Una investigación señala que dar voz en los medios a los profesionales sanitarios, pacientes y familiares puede contribuir a integrar estas terapias en la sanidad. Sin embargo, son los políticos el colectivo más presente en las coberturas informativas.
Para medir el apoyo que tienen la eutanasia y el suicidio médico asistido en España, dos investigadores han analizado datos del CIS. Ambas opciones tienen un importante apoyo de la población española. Destaca el amplio respaldo que recibe la regulación de la eutanasia, incluso entre los individuos que se consideran católicos.
En 2016 se realizaron cerca de 918.000 usos de animales para fines científicos y docencia en España, de los cuales unos 50.000 no fueron reanimados. Los protocolos europeos para regular el dolor, el estrés o la angustia, y para terminar con sus vidas son cada vez más estrictos y transparentes para asegurar su bienestar hasta el último momento.
En los meses posteriores a las Navidades, perreras municipales y protectoras de animales españolas ven un aumento en el número de abandonos de perros y gatos. Para muchos, su vida acaba en el momento en el que sus dueños se desprenden de ellos. Pero veterinarios, protectoras y voluntarios luchan para que estos animales abandonados –y casi siempre maltratados– tengan una segunda oportunidad.
Entre 2008 y 2012 cerca de 600 personas con enfermedades neurológicas, reumáticas, cáncer y otras patologías viajaron a Suiza para que las ayudaran a morir, pasando de 86 en 2009 a 172 en 2012. La mayoría fueron ciudadanos alemanes y británicos, pero también hubo ocho españoles. Así lo recoge un estudio de investigadores de la Universidad de Zúrich, la región a la que acudieron para practicar la eutanasia.
Cerca de 100 personas se dieron cita este viernes en las Escuelas Pías de la UNED (Madrid) para disfrutar del cine fórum Las invasiones bárbaras. Los asistentes eligieron este plan para arrancar el fin de semana y debatieron sobre cuidados paliativos, eutanasia o incluso el sentido de la vida con diferentes expertos.