Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Basilea (Suiza) han desarrollado una técnica para determinar la elasticidad y otras propiedades mecánicas de las moléculas de ADN, que se deposita sobre una superficie de oro y se despega con la punta de un microscopio a temperaturas muy bajas. El avance es relevante tanto para comprender la actividad biológica del ADN como para su integración en nanoestructuras y dispositivos.
Superhéroes como Ms. Marvel o Los Increíbles son capaces de deformar sus cuerpos más allá de los límites humanos. Un equipo científico de Cataluña ha descubierto que nuestras células también tienen este superpoder. El mecanismo ha sido denominado superelasticidad activa, una capacidad inusual para soportar deformaciones extremas.
Un grupo de la Universidad del País Vasco ha modelado y formulado una ley que establece la relación entre el tamaño y la elasticidad de diferentes nanopartículas sintéticas blandas, que hace que nanopartículas grandes puedan atravesar poros al menos diez veces menores que su tamaño, y otras más pequeñas no lo hagan. Esto puede dar lugar a diferentes aplicaciones para la caracterización de nanopartículas.
Un nuevo tipo de resina que se autorrepara ha sido desarrollada y patentada por un equipo de la Universidad de Alicante. Si se corta con una tijera por la mitad y se pone en contacto de nuevo, tras 10 o 15 segundos, el nuevo material se une sin necesidad de utilizar ningún adhesivo o estimulación externa. Los investigadores señalan que podría aplicarse en campos como la medicina, la cosmética, la industria aeroespacial y la automoción.
El nuevo material autorreparable también es elastomérico. / EFE
Investigadores de la Universidad de Columbia (EE UU) han descubierto una nueva forma de memoria mecánica que ajusta la elasticidad de los músculos a su historia de estiramiento. El estudio abre posibilidades para el desarrollo de métodos bioquímicos que permitan modificar la elasticidad en casos como las enfermedades cardiacas en las que el músculo del corazón ha quedado dañado.
Un estudio internacional permite predecir cómo interacciona un líquido con un material a partir de seis parámetros. Por un lado, el estudio sugiere una explicación a la evolución de fibras naturales, como las de las plumas de las aves y, por otro, promete futuras aplicaciones para mejorar los tejidos.