La coexistencia entre personas y grandes carnívoros no siempre es fácil. Una de las líneas de investigación de Fredirk Dalerum, científico del CSIC, es precisamente la subsistencia de lobos y osos en España, y el choque con los intereses humanos. Sobre ello acaba de publicar un estudio. Mientras, en Europa se reabre el debate para revisar el estado de conservación de los lobos.
Más que la pérdida de hábitats o el cambio climático, nuestro bienestar podría haber sido determinante en la reducción de poblaciones de linces, leones y lobos, según un nuevo estudio. Sin embargo, cuando aumenta la riqueza de las personas, también lo hace su tolerancia hacia estos animales.
Un equipo de científicos, con participación española, ha analizado mediante simulación computacional 60 especies diferentes de estos depredadores, algunos incluso anteriores a los dinosaurios. Los resultados revelan que la forma craneal similar entre estos depredadores se debe a la necesidad de abrir mucho la boca por los dientes y no a un estilo de caza compartido entre especies.
Un equipo de investigadores, liderado por la Universidad de Granada, ha desentrañado la compleja relación que existe entre ambas especies animales alrededor de la carroña de la que se alimentan. El estudio permite entender cómo los dos mayores carnívoros africanos pueden coexistir incluso en pequeñas reservas naturales.
Los estudios científicos realizados a escala mundial durante 17 años sobre las relaciones entre humanos y carnívoros se han centrado excesivamente en los conflictos dejando de lado los beneficios que aportan a la sociedad. Esta es una de las conclusiones que se desprenden de una investigación internacional liderada por la Universidad Complutense de Madrid.
Los zorros son uno de los principales depredadores de conejos en España. Pero en lugar de ir a cazarlos allí donde abundan, estos carnívoros sienten debilidad por las carreteras para encontrar animales atropellados o basura. El resultado es que los propios zorros son arrollados. Un equipo de científicos analiza los efectos en cascada que se producen en las vías españolas con los mamíferos carnívoros.
Científicos españoles han estimado por primera vez la capacidad de carga de los carnívoros en los ecosistemas del Pleistoceno europeo, y cómo las peculiares condiciones ecológicas de estas comunidades de seres vivos pudieron suponer ventajas significativas para los primeros habitantes del continente. El estudio está liderado por dos investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos.
Jaguares, pumas, leopardos tigres, ocelotes y perros venaderos se encuentran cada vez más amenazados por la fragmentación de su hábitat provocada por el ser humano en el norte de Argentina. Un equipo de científicos, con la ayuda de perros rastreadores –protagonistas de #Cienciaalobestia–, está desarrollando un plan para crear un corredor biológico y ayudar a estas especies.
Hace más de nueve millones de años se inició un cambio en las condiciones ambientales que prolongó la estación seca y que influyó en la relación depredador-presa. A partir de los restos fósiles de mamíferos hallados en los yacimientos de Los Valles de Fuentidueña (Segovia) y Cerro de los Batallones (Madrid), un estudio demuestra que, a pesar del gran número de competidores que existían, algunos carnívoros como el perro-oso y la hiena primitiva cazaban herbívoros distintos de hábitats más abiertos que los demás.
El león de las cavernas es el mayor felino que jamás ha existido. Hace miles de años se extendió por Europa hasta España, pero desapareció misteriosamente. Ahora, nueve garras con marcas de corte encontradas en Cantabria sugieren que en el Paleolítico superior los humanos cazaban este felino y usaban su piel para cubrir y proteger sus cabañas, lo que pudo contribuir a su extinción.