Ilustración Lynn Margulis. / Curro Oñate
El equipo del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol ha encontrado que el progreso de la infección hacia esta dolencia pulmonar repite un mismo patrón: cuando el bacilo que infecta al macrófago alveolar crece de forma extracelular y la lesión que causa aumenta de forma desmedida. El hallazgo podría agilizar el diseño de vacunas o tratamientos eficientes.
Un estudio de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de Valencia ha identificado la capacidad de cinco cepas bacterianas de la microbiota intestinal para restringir la colonización de microorganismos resistentes a antibióticos. El trabajo podría dar lugar a nuevas estrategias para prevenir infecciones causadas por estos agentes.
Investigadores de España y Eslovenia han desarrollado un complejo triple donde el antibiótico ciprofloxacina se une al carbohidrato ciclodextrina a través de un aminoácido, la arginina. En este nuevo formato, el fármaco aumenta su eficacia, su estabilidad y reduce su toxicidad.
Una de las tijeras genéticas CRISPR más conocidas utiliza la proteína Cas9 para seccionar el genoma del virus invasor en zonas concretas. Ahora, investigadores estadounidenses y alemanes han identificado otra, llamada Cas12a2, que corta de forma indiscriminada las moléculas de ADN y ARN de la propia célula infectada hasta acabar con ella. El hallazgo podría aplicarse en el diagnóstico de enfermedades víricas.
En ese año se produjeron en el mundo 7,7 millones de fallecimientos asociados a 33 infecciones producidas por bacterias comunes. Solo cinco de ellas fueron responsables de más de la mitad de las muertes por estos patógenos, según un estudio publicado en The Lancet.
El vínculo entre las bacterias que habitan en nuestro intestino y los humanos es más fuerte de lo que se pensaba. El descubrimiento de hasta 60 cepas bacterianas diferentes estaría motivado por los desplazamientos que la humanidad ha llevado a cabo a lo largo de su evolución. Así, se demuestra que las personas poseen microbiotas específicas en función de dónde viven y su estilo de vida.
La administración de unas bacterias con actividad probiótica en modelos animales obesos puede disminuir la inflamación y mejorar los perfiles metabólicos, según indica un estudio liderado por un equipo del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili. El hallazgo podría abrir una vía terapéutica para el tratamiento de enfermedades como la obesidad o la diabetes de tipo 2.
Imaginen una persona tan alta como el Everest. Pues, a proporción, así es Thiomargarita magnifica en el mundo de las bacterias. Vive en los manglares de una isla caribeña y puede llegar a medir dos centímetros. Su descomunal tamaño y la presencia de ‘pepitas’ con ADN a lo largo de su membrana hacen replantear principios básicos en biología.
Un equipo internacional con participación española ha descubierto que las descargas eléctricas pueden cambiar los tipos de células de las comunidades bacterianas, lo que ofrece un nuevo enfoque para controlarlas con precisión.