El equipo de investigación expuso la bacteria E. coli a estreptomicina y kasugamicina, dos fármacos que tratan infecciones bacterianas. Ambos antibióticos alteran la capacidad de las bacterias para producir nuevas proteínas.
Un nuevo estudio con participación de la Universidad Pompeu Fabra propone que reducir el magnesio disponible en el entorno de las bacterias podría frenar la propagación de cepas resistentes a los antimicrobianos. Los resultados abren múltiples posibilidades frente a esta amenaza para la salud global, según los autores.
La técnica permite detectar en una sola prueba todo el espectro de patógenos, como bacterias, hongos, virus y parásitos. La secuenciación metagenómica de nueva generación podría acelerar la identificación de futuras pandemias víricas. Además, ha mostrado eficacia en la identificación temprana de infecciones neurológicas.
La exploración de nuevos hábitats puede propiciar fármacos antivirales con menos probabilidades de generar resistencias. La clave está en obtener moléculas que no maten a las bacterias ni impidan su crecimiento, sino que solo reduzcan su capacidad de causar enfermedades.
Las bacterias forman parte de la comida que ingerimos y pueden influir en nuestra propia comunidad de microorganismos. El nuevo archivo permitirá identificar aquellos indeseables, seguir la vida microbiana a través de la cadena alimentaria y mejorar los alimentos.
La comunidad medieval de este asentamiento situado en la provincia de Burgos, en la frontera entre los reinos cristianos del norte y Al-Ándalus, vivió siglos en relativo aislamiento. Sin embargo, científicos españoles y suecos han encontrado en este lugar pruebas del primer caso conocido de la enfermedad.
El desarrollo de este atlas ha sido posible gracias a la secuenciación del genoma completo de 2.023 tumores de colon. Los datos generados a partir del análisis están accesibles para la comunidad científica.
Un estudio liderado por científicos de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC) ha identificado un superfamilia de proteínas que incluye más de 6.300 receptores muy extendidos entre las bacterias. El avance podría abrir nuevas estrategias para combatir a las patógenas.
Una de las tácticas de estos microorganismos infecciosos consiste en recubrir sus membranas celulares con una biopelícula densa y pegajosa que actúa como escudo para evitar que entren estos fármacos y los eliminen. Investigadores daneses han encontrado ahora una forma de acabar con esta estrategia.
Un estudio experimental en ratones puede suponer un avance en la lucha contra la resistencia a estos medicamentos. El nuevo fármaco, llamado lolamicina, mata a los microbios infecciosos sin interferir en el microbioma del intestino durante el tratamiento y la recuperación.