La comunidad científica no se cansa de advertir sobre el peligro de un cambio climático irreversible si no reducimos la emisión de gases de efecto invernadero. Las soluciones pasan por la eficiencia y el uso de energías limpias, pero existe una tercera vía: la captura y almacenamiento de dióxido de carbono. Para investigar las posibilidades de esta tecnología, la Fundación Ciudad de la Energía acaba de poner en marcha un centro de referencia mundial en Cubillos del Sil (León).
Desde el pasado sábado el Centro de Desarrollo de Tecnologías de Captura de CO2 situado en León ya está en marcha. Los técnicos lograron encender los cuatro quemadores de la caldera de Carbón Pulverizado (CP), de forma simultánea y estable, dando por cumplido el hito de la puesta en marcha del primer centro de captura de CO2 en España.
Incubación de muestras de sedimento en un lago de bosque boreal.
El grupo de Alberto Santos de la Universidad de Cádiz estudia la creación de un nuevo método basado en la imitación de algunos de los procesos de eliminación de CO2 que ya ocurren en la naturaleza. Será un dispositivo simple capaz de eliminar el CO2 ya existente en la atmósfera, mediante reacciones de carbonatación mineral.
El Consejo de Ministros ha aprobado hoy el proyecto de Ley de almacenamiento geológico de dióxido de carbono. El objetivo de la nueva ley es incorporar al ordenamiento jurídico español las disposiciones contenidas en la Directiva europea (Directiva 2009/31/CE), adaptarlas a la realidad industrial, geológica y energética de España, y establecer una base jurídica para que se realice en condiciones seguras para el medioambiente.
Investigadores del Departamento de Física de la Materia Condensada de la Universidad Autónoma de Madrid están estudiando los fenómenos dinámicos en sistemas físicos que conllevan la polaridad y quiralidad de los vórtices magnéticos para proporcionar a estos sistemas una mayor rapidez y capacidad de almacenamiento de información.
Stuart Haszeldine, investigador en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), ha demostrado que las formaciones rocosas de arenisca bajo el lecho marino son capaces de guardar hasta 150.000 millones de toneladas de CO2. Según el científico, es la única alternativa para almacenar el carbono y lograr la reducción de 2ºC en la lucha contra el cambio climático.
Se puede bombear CO2 en las formaciones de arenisca bajo el suelo marino para reemplazar agua salada, o para llenar los espacios que quedan tras la retirada de hidrocarburos.