Stuart Haszeldine, investigador en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), ha demostrado que las formaciones rocosas de arenisca bajo el lecho marino son capaces de guardar hasta 150.000 millones de toneladas de CO2. Según el científico, es la única alternativa para almacenar el carbono y lograr la reducción de 2ºC en la lucha contra el cambio climático.
“Se trata de una capacidad de almacenamiento masiva que podría equivaler a cientos de años de carbono de las centrales eléctricas”, asegura Stuart Haszeldine, autor del estudio e investigador en la Universidad de Edimburgo (Reino Unido). Para el geólogo británico, otra ventaja del almacenamiento submarino es que “es más seguro y rápido que el almacenamiento bajo tierra”.
Para Haszeldine, esto requiere un “gran esfuerzo” de perfeccionamiento de las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. “El problema es que ni la opinión pública ni los políticos han asimilado la magnitud de la tarea de eliminar el 80% de nuestras emisiones de CO2 hacia 2050”, declara el investigador en un estudio de revisión publicado en Science.
El geólogo considera primordial empezar con los experimentos a gran escala para que las tecnologías de captura y almacenamiento sean más baratas y ahorren más energía entre 2020 y 2050. “Las profundidades del mar del Norte en Reino Unido pueden servir de recurso natural para almacenar el carbono de las centrales eléctricas de Europa, valorado en unos 10.000 millones de libras (11.1277 millones de euros) al año”, señala el científico.
Otras opciones no son viables. Según Haszeldine, “las minas de carbón no son una opción. La roca está fracturada, lo que permite fugas, y su capacidad es demasiado pequeña para alojar los volúmenes de CO2 que necesitaremos”.
En Europa existen bajo tierra formaciones de rocas porosas llenas de agua salada que podrían servir para almacenar el carbono de las centrales eléctricas durante cientos de años. Sin embargo, el geólogo explica que existen posibles riesgos al remplazar el agua con CO2 y, por tanto, “es probable que el desarrollo sea lento”.
El mar del Norte, una alternativa
El mar del Norte es conocido en todo el mundo por sus volúmenes de rocas geológicas, y los datos disponibles demuestran que capacidad de almacenamiento. “El desarrollo del almacenamiento podría beneficiarse utilizando adaptaciones de las tecnologías de hidrocarburos desarrolladas en el Mar del Norte”, apunta el científico.
Las primeras pruebas de captura y almacenamiento de carbono suponen un gran desafío para Haszeldine, porque podrían proporcionar un mercado viable de futuro para las tecnologías. “Durante los próximos cinco años el mercado del almacenamiento será pequeño. Pero a partir de 2013, la Directiva de Comercio de Emisiones revisada de la Unión Europea (UE) entra en vigor y uno de sus efectos será el comienzo del almacenamiento a gran escala”, subraya el geólogo.
Como las emisiones de las centrales eléctricas de la UE superan con creces los 1.000 millones de toneladas de CO2 al año, “sería factible cobrar diez euros por tonelada para un almacenamiento de gran calidad”, asevera Haszeldine. Según el investigador, estos ingresos podrían financiar el diseño, la fabricación y las industrias submarinas con cerca de 240.000 puestos de trabajo.
La necesidad más urgente es demostrar cómo los procesos de almacenamiento pueden ser más baratos y efectivos en el futuro, ya que los trabajos de captura ya se han puesto en marcha en muchos lugares del mundo, pero el almacenamiento sólo se ha investigado. Para el geólogo es necesario seguir con los primeros proyectos que desvelarán “inevitablemente” desafíos técnicos. “Se necesitan muchos millones de financiación al año y es importante que esto se pueda mantener durante una década o más”, concluye Haszeldine.
---------------------------
Referencia bibliográfica:
Stuart Haszeldine. “Carbon Capture and Storage: How Green Can Black Be?” Science 325 (5948), 1647, 25 de septiembre de 2009 [DOI: 10.1126/science.1172246].