Una nueva interfaz cerebro-ordenador permite a personas con parálisis convertir el pensamiento de estar escribiendo con la mano en un texto visible en una pantalla. El sistema, desarrollado por científicos de EE UU, consigue una rapidez similar a la de teclear en un smartphone.
Combinado experimentos con ratones en el laboratorio y modelos de aprendizaje automático, investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y otros centros internacionales han analizado los efectores proteicos que permiten a las bacterias patógenas esquivar el sistema inmune y cómo este responde.
Investigadores austriacos y neerlandeses han encontrado que los algoritmos de recomendación de nuevas canciones, como los que usa Spotify o Last.fm, encuentran más dificultades para encontrar temas que gusten a los amantes del hip-hop, el hard rock o el punk. Apuntan a que puede haber sesgos en los algoritmos para los oyentes de estos estilos musicales.
Los algoritmos de inteligencia artificial y big data fomentan el machismo, el racismo y el clasismo, asegura esta profesora de Ciencia y Planificación Urbana en el MIT, que es también una activista de género y una hacker con el apodo de kanarinka. En su libro Data Feminism ofrece pautas para desvelar y contrarrestar estos sesgos discriminatorios.
Esta aplicación, desarrollada por investigadores de la Universidad de Cambridge de Reino Unido, utiliza técnicas de aprendizaje automático para ayudar a saber si una persona está afectada por el coronavirus basándose en el sonido de su voz, su respiración y su tos. Los datos solo se utilizarán con fines de investigación y la app no proporcionará ningún tipo de asesoramiento médico, aclaran desde la institución.
Un sistema, que puede ser integrado en un inodoro convencional, permite hacer un seguimiento de los biomarcadores de salud y enfermedad en la orina y las heces de los usuarios. El retrete ha sido desarrollado por investigadores de la Universidad de Stanford, en EE UU, y podrá ser usado para realizar estudios de detección, diagnóstico y seguimiento de pacientes, según sus creadores.
En esta pandemia es necesaria una mayor colaboración entre expertos en datos de todo el mundo con el objetivo de lograr mejores modelos estadísticos y vacunas. También, dadas las circunstancias, deberíamos replantearnos ciertas parcelas de nuestra privacidad y, así, poder aprovechar las posibilidades que nos brinda la geolocalización de móviles para ayudar a un confinamiento más inteligente y al aplanamiento de la curva.
Investigadores de la Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona, han creado un algoritmo que interpreta una serie de datos como lo haría un investigador, con sus conocimientos y pericia. Este robot científico informa de las relaciones matemáticas que hay entre distintas variables y lo hace, además, de forma autónoma.
Este científico computacional estadounidense es coautor de un libro que contiene propuestas novedosas para protegernos de los sesgos discriminatorios y los ataques a privacidad de los algoritmos y dotarlos de conciencia social.
Grandes plataformas online sustentan sus servicios en la labor de millones de trabajadores invisibles que corrigen en pocos segundos procesos de clasificación de datos en los que los algoritmos fallan. Esta investigadora denuncia que Silicon Valley ha creado una nueva clase social precaria y oculta.