Algunas especies de plantas son capaces de colonizar nuevos hábitats gracias a los pájaros que transportan sus semillas en el plumaje o el tracto digestivo. Hasta hace poco se sabía que las aves podían hacerlo a pequeñas distancias, pero un nuevo estudio demuestra que también son capaces de dispersarlas a más de 300 kilómetros. Para los científicos, esta función podría ser clave frente al cambio climático, ya que permitiría la supervivencia de muchas especies.
En las plantas existe una estructura llamada epicáliz, que se cree que atrae a polinizadores, protege el ovario, facilita la germinación y dispersa frutos y semillas. Pero hasta ahora se había especulado sobre sus funciones y su origen. Un equipo del científicos del Real Jardín Botánico (CSIC) ha estudiado el desarrollo floral en las especies Lavatera trimestris y Malva hispanica y propone una novedosa hipótesis: el epicáliz es una hoja altamente modificada.
Cuando nuestro cuerpo sufre el ataque de un virus genera anticuerpos para tratar de defenderse. De la misma forma, el organismo de las plantas reacciona ante la presencia de patógenos produciendo especies reactivas de oxígeno, principalmente agua oxigenada a través de una enzima. Un nuevo estudio analiza el modo en el que las plantas reaccionan ante el ataque de agentes nocivos sin afectar a las células sanas.
Bautizar científicamente a una especie recién descubierta puede dar más quebraderos de cabeza que pensar cómo se llamará un bebé. Se necesita mayor consenso, pero sobre todo, más imaginación. Algunas, como la araña Heteropoda davidbowie, disfrutan de la fama de su homenajeado. Sin embargo, en la historia de la taxonomía no solo hay reconocimientos, sino también odios y códigos secretos.
Científicos de la Universidad de Salamanca han descrito una nueva especie de planta de la familia de las asteráceas que habita en el sureste de la península ibérica y en Marruecos. El análisis genético del género Filago ha permitido identificarla entre otras pequeñas plantas que crecen en zonas áridas. Sus descubridores la han denominado Filago castroviejoi en un artículo de la revista Botanical Journal of the Linnean Society.
Un estudio proteómico ha identificado nuevas proteínas claves en la adaptación de las plantas a las altas temperaturas. Este trabajo es clave puesto que en España este fenómeno, junto con la sequía, son los principales factores que influyen en la producción agrícola.
El físico José Moreno, profesor de la Universitad de Valencia, va a liderar la misión Fluorescence Explorer (FLEX), que la Agencia Espacial Europea lanzará en 2022. Su objetivo es monitorizar la vegetación y comprender mejor el intercambio de carbono durante la actividad fotosintética, un aspecto crucial para el estudio del cambio climático.
Investigadores del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas y otras instituciones internacionales han encontrado los procesos moleculares que regulan la formación del tejido de la raíz y permiten su crecimiento continuado. En concreto, han identificado cinco factores como reguladores maestros que actúan en varias etapas.
Las plantas reaccionan ante el estrés ambiental. Por ejemplo, un cambio en la intensidad de la luz puede provocar graves daños en el organismo vegetal. Investigadores españoles y suecos han descubierto que una familia de proteínas controla la respuesta de las plantas a estos cambios, activando los mecanismos de respuesta frente a los cambios lumínicos.
La alta montaña mediterránea atesora una gran biodiversidad de plantas pero su persistencia está seriamente amenazada por el cambio climático. Al estudiar las interacciones de la vida vegetal, un equipo de la Universidad de Valladolid ha descubierto, a partir del estudio de los anillos de crecimiento de los árboles, que la sabina rastrera (Juniperus sabina L.) favorece el crecimiento de otras plantas de muy diversas formas y a distintos niveles. El trabajo aporta información de gran interés para la conservación de este ecosistema.