Incluso en lugares remotos, como la Antártida o la meseta del Tíbet, llueve agua contaminada por agentes químicos sintéticos perfluoroalquilados y polifluoroalquilados (PFAS). Un equipo de investigación europeo asegura que se ha superado su límite planetario, teniendo en cuenta que son compuestos tóxicos persistentes y se propagan por la atmosfera.
Un estudio europeo analiza la exposición de 1.300 madres y sus hijos e hijas a 41 químicos diferentes. Los resultados muestran que las mujeres embarazadas con una posición socioeconómica más alta tenían un riesgo más elevado de exposición a diversas sustancias perfluoroalquiladas, mercurio, arsénico, varios fenoles y pesticidas, en comparación con las de niveles más bajos.
Un estudio europeo, publicado en The Lancet Planetary Health, analiza por primera vez el impacto en la salud respiratoria del exposoma, es decir, de la totalidad de exposiciones ambientales humanas desde la concepción en adelante. Los resultados mostraron que tanto la exposición prenatal como durante la infancia se asocia con una peor función respiratoria.
Sartenes, cajas de pizza, ropa y textiles son algunos de los productos que contienen compuestos alquilperfluorados, empleados por su resistencia y estabilidad química. Su exposición a través del aire, el polvo doméstico, el agua potable e incluso la alimentación los convierte en un serio riesgo para la salud humana. Ahora un grupo de científicos presenta el primer mapa de exposición a estas sustancias de la población española.
Mapa de la distribución por comunidades autónomas de las concentraciones de sulfonato de perfluorooctano (PFOS), una de las sustancias alquilperfluoradas que se encuentra en multitud de productos y procesos industriales y que puede suponer un riesgo para la salud