Sartenes, cajas de pizza, ropa y textiles son algunos de los productos que contienen compuestos alquilperfluorados, empleados por su resistencia y estabilidad química. Su exposición a través del aire, el polvo doméstico, el agua potable e incluso la alimentación los convierte en un serio riesgo para la salud humana. Ahora un grupo de científicos presenta el primer mapa de exposición a estas sustancias de la población española.