Investigadores de las universidades de Cádiz y Jaén han desarrollado un sistema inteligente que reconoce patrones de nuestro día a día de forma automática, sin necesidad de intervención humana para entrenar a los algoritmos de aprendizaje. Entre sus aplicaciones figura la domótica para, por ejemplo, detectar que una persona se está preparando para salir de casa y bajar automáticamente la calefacción.
Un nuevo software es capaz de reconocer en un vídeo a cada uno de los casi cien peces cebra que nadan en un tanque de agua en cada momento, aunque sus trayectorias se entrecrucen. El equipo de investigadores de Portugal y España ha usado una combinación de redes neuronales y algoritmos. Su aplicación principal es el rastreo de individuos por su aspecto.
Investigadores de la Universidad de Granada han diseñado un software para dispositivos móviles que permite obtener indicaciones precisas para caminar por una ciudad teniendo en cuenta aspectos como la evitación de escaleras o pendientes. El programa, basado en inteligencia artificial, supone una alternativa idónea para los viajes de personas con movilidad reducida con respecto a otros callejeros digitales actuales a nivel mundial.
Investigadores argentinos y españoles han utilizado técnicas estadísticas de aprendizaje automático para analizar los movimientos y la tecnología de los grupos cazadores-recolectores que habitaron el Cono Sur de América, desde que llegaron hace unos 12.000 años hasta finales del siglo XIX. Para el estudio se han utilizado datos masivos o big data de todos los yacimientos arqueológicos del extremo sur de Patagonia.
Investigadores de las universidades Politécnica de Valencia, Alicante y la portuguesa do Minho han incluido módulos adicionales a un robot comercial para crear Pharos, un asistente virtual que recomienda actividades físicas a las personas mayores dentro del hogar. Su principal diferencia respecto a otros similares es el minucioso seguimiento de los usuarios.
Los avances en la ciencia y la tecnología están poniendo en duda cómo serán nuestras sociedades en un futuro muy próximo. La inteligencia artificial o la robótica plantean cuestiones que deben ser ampliamente consideradas si no queremos vernos sorprendidos por sus consecuencias. Hablamos con Julian Kinderlerer, que presidió el Grupo Europeo de Ética en Ciencia y Nuevas Tecnologías. Su visión es, cuando menos, poco complaciente.
Un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba ha desarrollado un modelo basado en técnicas de inteligencia artificial que es capaz de predecir cuánta agua usará cada regante. El sistema emplea algoritmos y redes neuronales para ayudar a una planificación más organizada de los suministros.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y la empresa española AURA Innovative Robotics han desarrollado una tecnología no invasiva que ayuda al diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia y el párkinson, mediante el análisis de los movimientos oculares. El sistema está en fase de ensayo clínico en seis hospitales españoles.
La multinacional IBM, en colaboración con la ONU, Cruz Roja y otras organizaciones, ha lanzado la iniciativa Call for Code, con el objetivo de unir a desarrolladores, empresas y universidades para ayudar a prevenir y afrontar desastres naturales y crisis humanitarias mediante tecnologías como análisis de datos, internet de las cosas e inteligencia artificial. Para ello, la firma ha anunciado una inversión de 25,6 millones de euros en los próximos cinco años.
El aumento del número de rascacielos en una ciudad se asemeja al desarrollo de algunos sistemas vivos. Investigadores españoles han creado un programa evolutivo que, a partir de los datos históricos y económicos de un área urbana, es capaz de predecir cómo será su skyline en los próximos años. El método se ha aplicado con éxito al pujante distrito de Minato, en Tokio.